CHÓFER Y SOCORRISTA
Un conductor de los autobuses urbanos de Gijón, Rafael Granda Barredo, de 52 años, logró salvar la vida de un viajero de 80 años que sufrió un infarto cuando el vehículo cubría su línea habitual, entre el puerto de El Musel y los barrios de Vega y La Camocha. El conductor, tras percatarse de la gravedad del caso, pidió autorización a los veinte viajeros que ocupaban en ese momento el autobús para abandonar el itinerario asignado y dirigirse directamente a un centro hospitalario. Los médicos del hospital de Jove, donde ingresó el enfermo, aseguraron que, de haberse demorado cinco minutos más el traslado del paciente, nada hubieran podido hacer por su vida. Tras ser atendido en el centro de Jove, el anciano, Marcelo Giménez, fue trasladado al hospital de Cabueñes, en cuya unidad de cuidados intensivos se repone favorablemente de las crisis cardiaca. Un hijo del anciano localizó después al conductor de la Empresa Municipal de Transportes de Gijón (Emtusa) para expresarle el agradecimiento de la familia. Pocas veces el incumplimiento de una obligación profesional depara tantas satisfacciones.-
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