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La explosión controlada de la pirotecnia Borredà causa daños en los pueblos vecinos

Una explosión acabó poco después de las 14 horas de ayer con los 3.000 kilos de pólvora y fuegos de artificio que seguían intactos en la pirotecnia Hermanos Borredà de Rafelcofer (Valencia), casi destruida por una explosión el pasado lunes. La deflagración controlada rompió cristales, dañó puertas y desencajó persianas en Rafelcofer, población situada a menos de un kilómetro del taller, y afectó a l'Alqueria de la Comtessa, a 1,5 kilómetros, además de causar un incendio forestal. La muerte del empleado Vicente Camarena en el hospital La Fe de Valencia elevó a siete las víctimas del siniestro.

Pese a las medidas de protección desplegadas por la delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana y la Generalitat, la fuerte detonación provocada ayer produjo mayores daños materiales en las localidades limítrofes a la pirotecnia que el siniestro del pasado lunes, que destrozó el taller Hermanos Borredà pero no afectó a ninguna vivienda. La onda expansiva dañó puertas, rompió cristales, abrió grietas en paredes de domicilios y desencajó persianas, sobre todo en la localidades de Rafelcofer, situada a 900 metros de la empresa de fuegos artificiales, y algo menos en l'Alqueria de la Comtessa, a un kilómetro y medio de distancia. En Rafelcofer se rompieron ahasta los cristales del interior del edificio del Ayuntamiento. Tres días después del accidente pirotécnico, los vecinos de esta población de poco más de 1.400 habitantes, daban muestras de la tensión y el agotamiento de los últimos días y pedían que "acabara ya todo". El dispositivo de seguridad incluyó el corte durante una hora de la transitada autopista A-7, que discurre paralela a la costa mediterránea, entre las localidades costeras de Gandia y Oliva.

Como consecuencia de la detonación del material explosivo, algunos fuegos de artificio salieron disparados en dirección a la falda de una colina próxima, donde se produjo un incendio de unas dos hectáreas de extensión que fue controlado hora y media después de la deflagración.

Más de 200 personas formaron parte del dispositivo de seguridad dispuesto en torno a los restos de la pirotecnia. Entre ellos había efectivos de la Guardia Civil, bomberos, policía autonómica y personal sanitario.

A las 14 horas, los especialistas en desactivación de explosivos de la comandancia de la Guardia Civil en Valencia iniciaron la voladura controlada de las tres toneladas de material explosivo -según estimaciones oficiales; 1.200 kilos en opinión del gerente de la empresa- que aún quedaba intacto. Para reducir daños, el almacén en ruinas donde se encontraba el material había sido rodeado con un muro de sacos terreros de un metro de anchura y tres de altura. El área había sido acordonada en un área de seguridad de un radio de 600 metros y durante la mañana se emitieron bandos en las localidades de l'Alqueria de la Comtessa y Rafelcofer en los que se recomendaba a la población permanecer en sus casas y con las puertas y ventanas abiertas durante el mediodía.

Investigación

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Las diligencias sobre la investigación del accidente pirotécnico siguen abiertas en Gandia. La policía judicial ha tomado declaración a los supervivientes y al gerente de la empresa, Vicent Borredà. Ningun familiar de los heridos o fallecidos ha acudido al juzgado a presentar una denuncia por el suceso que se ha cobrado siete vidas. Ayer murió por una parada cardiorrespiratoria Vicente Camarena, de 33 años, que se encontraba ingresado en el hospital La Fe de Valencia con quemaduras en el 90% de su cuerpo. De los nueve heridos, únicamente queda ingresada Encarna Ruiz, que sufrió una fractura de cadera y sacro. Su situación es estable en la unidad de cuidados intensivos del hospital de La Ribera.

La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Carmen Mas, y el consejero de Justicia, Serafín Castellano, evitaron referirse ayer a las causas de la explosión del lunes. Mas destacó que la Delegación firmó el pasado mes de abril la autorización de la empresa Hermanos Borredà para la ampliación del taller y la mejora de las medidas de seguridad, desminitiendo lo anunciado el miércoles por el propio Borredà cuando afirmó que había recibido, dos días después de la explosión, la autorización.

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