_
_
_
_
_
LA MAESTRANZA

Un violín poco afinado

Antonio Lorca

Tal como están las cosas en la plaza de La Maestranza, cualquiera discute la oreja concedida a El Fandi. Nadie le puede negar que es un novillero valiente, batallador, decidido y alegre, que se la juega y busca el triunfo con verdadera ansiedad. Incluso, pone banderillas con torería y realiza con espectacularidad y limpieza la "suerte del violín". Pero la música del toreo se oye poco.Quede claro, sin embargo, que es un novillero de mérito porque no es habitual encontrar jóvenes con la desmedida ilusión de este Fandi. No tiene más que un problema: que torea mejor de rodillas que de pie.

Antes de que saliera su primer novillo, se echó el capote al hombro, cruzó con parsimonia el ruedo y se plantó de rodillas ante la puerta de toriles. Allí aguantó una larga cambiada, cuatro largas afaroladas y una media belmontina, todas ellas rápidas, pero ciertamente emocionantes. Después, ya de pie, quitó por gaoneras y el asunto ya no tuvo tanta salsa. Subió la tensión en las banderillas, que cerró con la suerte del violín, y cuando llegó la hora de la verdad, muleta en mano, quedó claro por qué al toreo fundamental le llaman así y es tan difícil hacerlo. La faena ya no fue alegre, ni emocionante, aunque sí se tiró como un león detrás de la espada y lo premiaron con la vuelta al ruedo.

Torrealta / El Fandi, Peña, Montoya Novillos de Torrealta, bien presentados, excepto el 2º, blandos y nobles; 2º y 3º, mansos

David Fandila El Fandi: estocada trasera (vuelta al ruedo); estocada caída y perpendicular (oreja). Enrique Peña: media tendida y cinco descabellos (silencio); pinchazo y media tendida (silencio). Juan Miguel Montoya: tres pinchazos, media perpendicular -aviso-, cinco descabellos y segundo aviso(silencio); pinchazo y media (silencio). Plaza de la Real Maestranza. 14 de mayo. Novillada de abono. Algo más de media entrada.

En el segundo se repitió la película, aunque la larga cambiada la dio en el tercio. Volvió a lucirse en banderillas y se puso de rodillas para iniciar la faena de muletas. Increíble, pero cierto: los mejores derechazos, largos y templados, los dibujó en tan incómoda postura. Pero se levantó y se acabó el toreo. El toro era noble y de embestida larga, y el novillero sólo acertó con algún muletazo aislado. Sus compañeros de terna parecen estar a años luz de la ilusión demostrada por El Fandi. Peña está poco experimentado, aunque tiene buenas maneras. Su toreo resultó acelerado y mecánico. Hizo un esfuerzo en el quinto y trazó algún natural estimable.

Montoya pasó inédito a causo del aplomo de su lote y de su corta ambición.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_