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' La justicia 'despeja' el camino de Berlusconi hacia la presidencia italiana

La rueda de la fortuna gira veloz en Italia y, en estos momentos, claramente a favor del líder de la oposición política, Silvio Berlusconi, el hombre más rico del país. Berlusconi, de 63 años, es famoso también por su accidentada biografía judicial. Desde finales de 1993, cuando se lanzó a la arena política, la justicia le ha ido pisando los talones con una interminable lista de procesos relacionados con su faceta empresarial. Pero las cosas están cambiando, como lo demuestra la absolución recibida el martes por el líder de Forza Italia en una de esas causas. Es la cuarta en poco tiempo.

De aquí a la primavera de 2001, cuando están previstas las próximas elecciones generales en Italia, el líder de Forza Italia tendrá que comparecer numerosas veces en los tribunales, con cuatro procesos abiertos y una investigación judicial en marcha en torno al holding familiar Fininvest.En junio está previsto que comience el juicio por la presunta falsificación del precio de compra del jugador del Milan Gigi Lentini. Para esa fecha, Berlusconi habrá comparecido un par de veces en el banquillo de los acusados. La primera el 24 de mayo, en el proceso All-Iberian2 (presunto fraude contable en la empresa radicada en el extranjero y considerada por los fiscales una especie de caja fuerte secreta del grupo Fininvest. La segunda, dos días después en el llamado laudo Mondadori, un proceso en que el líder del centro-derecha está acusando de soborno a los jueces de Roma para obtener una sentencia favorable en la debatida venta de la editorial Mondadori.

Pero en el ambiente político italiano se respira un nuevo ambiente desde el aplastante triunfo del centro-derecha en las elecciones regionales del pasado 16 de abril. Más allá de cualquier otra consideración, el resultado de las urnas parece haber establecido claramente una realidad: el electorado italiano (sobre todo el del norte del país) no parece especialmente preocupado por los antecedentes penales del que se perfila como próximo primer ministro italiano.

El camino de regreso a Palazzo Chigi (sede de la presidencia del Gobierno italiano) no está todavía libre para Berlusconi, cuyo fugaz Gobierno, en 1994, naufragó en pocos meses, pero los votos de las regiones del Norte han abierto una importante brecha. La victoria vuelve ahora a parecer segura. Así lo consideran los dos socios principales de Berlusconi, el líder del Centro Cristiano Demócrata, Pierferdinando Casini, y el del exfascista Alianza Nacional, Gianfranco Fini, que siempre vieron en el proceso por corrupción a la policía económica un golpe bajo de la magistratura milanesa contra el cavaliere. La orden de comparecer ante los fiscales le llegó a Berlusconi en noviembre de 1994 cuando, en su calidad de primer ministro italiano, presidía una cumbre de la ONU sobre la delincuencia internacional. Por esta razón, Fini ha calificado la reciente absolución de Berlusconi "como un hecho político de capital importancia", pues certifica, a su juicio, "lo que el centro-derecha ha denunciado: la Fiscalía de Milán subvertió la voluntad popular".

Y mientras, la Fiscalía de Milán, la más famosa de Italia, donde surgió el movimiento de jueces Manos Limpias que destapó el escándalo de Tangentopoli, se despuebla apresuradamente. En los últimos meses han pedido el traslado seis veteranos jueces de la capital lombarda.

De acuerdo con Angelo Panebianco, columnista político del diario milanés Il Corriere della Sera, una cosa es llegar al poder y otra mantenerse. "El centro-izquierda venció en las elecciones de abril de 1996 porque tenía el apoyo del stablishment, es decir, la gran industria privada y los sindicatos, la industria pública, la mayoría de la magistratura, de los ministerios, de los intelectuales, del clero". Algo con lo que, de momento, no parece contar Berlusconi.

Un día sí y otro también la prensa de izquierdas italiana incluye alguna noticia que revela la pésima impresión que ha causado en Europa la alianza del Polo con la exsecesionista Liga Norte. La última, una mención del presidente francés, Jacques Chirac, aparecida en el diario satírico francés Le canard Enchaine, para quien Italia pasaría a ser como Austria si llegara a gobernar la alianza Polo-Liga. Una mala perspectiva que sólo podría cambiar si el famoso stablishment se inclinara, como la justicia, del lado del cavaliere.

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