Atutxa insta a abandonar las "miserias partidarias"

El presidente del Parlamento vasco y ex consejero de Interior del Gobierno de Euskadi, Juan María Atutxa, del PNV, se lamentó ayer de que la respuesta social al asesinato de José Luis López de Lacalle no haya sido "unívoca". Se mostró "desazonado" por que los partidos no hayan sido capaces de llegar a un entendimiento, algo de lo que no culpó "a nadie", y abogó por abandonar "miserias partidarias" en busca de un nuevo modo de actuar en el que "la desconfianza, la demagogia y la hostilidad se sustituyan por la búsqueda de márgenes de maniobra y el entendimiento". "No nos podemos permitir los portazos y el enfrentamiento entre quienes compartimos los valores más imprescindibles", afirmó.Esa desazón de Atutxa se transforma en cambio en alarma en otros políticos. El socialista Enrique Múgica calificó la situación en el País Vasco de "estado de excepción" impuesto por ETA y arremetió contra el PNV por su "pasividad" y "victimismo". Si el Gobierno vasco reconocía el riesgo de que se produjera un enfrentamiento social en Euskadi, el portavoz de CiU en el Congreso, Xavier Trias, diagnosticó que ya existe una "importantísima fractura social, una situación dramática, muy grave". Añadió que CiU contempla "con profunda tristeza" que no se dan pasos para la paz. Sólo salvó al obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, exmediador entre el Gobierno central y ETA, quien a su juicio sí avanzó en ese sentido al condenar en su polémica homilía tras el asesinato de López de Lacalle la violencia etarra y pedir el acercamiento de presos a Euskadi como gesto de distensión.

Aún más pesimista, el socialista Jordi Solé Tura expresó su temor a que la actual polarización degenere en un "gran conflicto armado", abundando en la percepción de Julio Anguita, coordinador de IU, de que en Euskadi existe un clima de "guerra civil". Tanto Anguita como sus correligionarios Francisco Frutos y Felipe Alcaraz apostaron por un diálogo político sin condiciones con EH.