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ETA VUELVE A MATAR

Miles de personas piden "libertad" en el adiós a De Lacalle en Andoain

Aurora Intxausti

Miles de personas despidieron ayer en Andoain (Guipúzcoa) a la última víctima de ETA, José Luis López de Lacalle, gritando "libertad". Algunos exhibían carteles en los que culpan al PNV de señalar a ETA quién debe ser asesinado y fueron menos los que increparon al lehendakari, Juan José Ibarretxe. La ceremonia religiosa fue oficiada por el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, quien afirmó que "nadie debe imponer por la fuerza y la violencia, en nombre de nada ni de nadie, su propio proyecto político". Representantes de los Gobiernos central y vasco acompañaron a la familia De Lacalle.

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Vecinos de la localidad guipuzcoana arroparon durante todo el día a la viuda y los hijos de José Luis López de Lacalle y expresaron en silencio su rechazo al último atentado etarra. Un silencio que se rompió de forma esporádica cuando el féretro abandonó la iglesia del pueblo y viejos comunistas, puño en alto, comenzaron a entonar La Internacional y a gritar "libertad". Al acto religioso asistieron el lehendakari, Juan José Ibarretxe, al frente de todo su Gobierno; la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre; los ministros del Interior, Jaime Mayor Oreja, y de Educación, Pilar del Castillo, y una amplia representación de todos los partidos, excepto Euskal Herritarrok.Entre los asistentes se hallaba el ex secretario general del PCE Santiago Carrillo, partido en el que López de Lacalle militó hasta 1984. Pedro J.Ramírez, director de El Mundo, diario en que el asesinado era columnista, recibió a la entrada del templo a los políticos y asistió al oficio religioso con su esposa, la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada.

El obispo de San Sebastián quiso pedir, al igual que lo hizo su antecesor, José María Setién, a ETA que deje las armas "a fin de que preste a este pueblo el mayor y mejor servicio que le puede hacer al pueblo vasco". Un pueblo, según Uriarte, que pide a sus representantes políticos que "rompan su incomunicación e instauren entre todos y cuanto antes un diálogo".

Una vez que el cortejo fúnebre se dirigió al cementerio comenzó una manifestación tras una única pancarta con el lema "Por la libertad". Algunos concentrados exhibieron folios en los que se leía: "ETA dispara a quien Arzalluz calumnia y Egibar y Anasagasti apuntan". La manifestación, a la que se sumó la familia, terminó junto al lugar en el que cuatro disparos acabaron con la vida del veterano antifascista. El columnista fue enterrado en el mismo cementerio en el que reposan los restos de Patxi Arratibel, otra de las víctimas de la organización terrorista.

'Ikurriña' a media asta

La ikurriña, enseña que López de Lacalle reivindicó bajo el franquismo, ondeó a media asta en el balcón principal del Ayuntamiento. Era el único signo que evidenciaba durante la mañana el duelo en Andoain. En esta localidad de 14.359 habitantes en la que gobierna EH, los funcionarios municipales trabajaban con normalidad, los comercios tenían sus puertas abiertas y la vida de los vecinos seguía con su rutina de todas las jornadas.

En la capilla del cementerio, a un kilómetro del consistorio, una familia destrozada lloraba la muerte. La viuda, Mari Paz Artolazabal, permaneció unos minutos junto al féretro de su esposo y después abandonó el lugar sostenida por su hijo Alain. En el velatorio permanecieron los hijos, Aitziber y Alain, rodeados de coronas de flores enviadas por medios de comunicación con los que el asesinado había colaborado. Mari Paz Artolazabal recordó ayer los momentos en que conoció a su esposo: "Fue en un Aberri Eguna en Bergara. Nuestras ideas eran diametralmente opuestas. Pero había un respeto entre ambos, sabíamos como pensábamos cada cual y nos respetábamos".

Críticas al alcalde

Mientras miles de vecinos protestaban en silencio por el último atentado de ETA hubo otros que se regocijaron de esa acción terrorista y realizaron varias pintadas contra el columnista y miembro del Foro Ermua. En ellas se podía leer en euskera y castellano "José Luis López de Lacalle, jódete. Nosotros con ETA", "ETA, el pueblo está contigo" y "Espíritu de Ermua, asesinos". Los ediles de la oposición borraron las pintadas de forma inmediata.

Los concejales de PSE-EE, EA-PNV y PP del Ayuntamiento de Andoain criticaron la actitud del alcalde, José Antonio Barandiaran (EH), por "no haber tenido el mínimo de consideración con nadie, al no haber ni siquiera aparecido en el lugar de los hechos, ni llamar a la familia". El regidor se negó a que los ediles de la oposición utilizaran un vehículo de la Policía Municipal con su megafonía para convocar al pueblo de Andoain a una concentración de protesta. El automóvil se suele emplear para convocatorias extramunicipales, según afirmaron los ediles.

José Antonio Barandiaran se manifestó ayer en la plaza de Andoain, pero no para protestar por el asesinato de un vecino de su municipio, sino siguiendo una convocatoria de EH, a la que también asistió el portavoz de esa formación, Arnaldo Otegi. El lema elegido para la concentración, y que fue apoyado por medio centenar de militantes de la coalición, fue "Construyendo la paz. Euskal Herria tiene la decisión y la palabra". No faltaron los insultos a los periodistas, a los que compararon con "buitres" por acercarse hasta Otegi para recoger sus declaraciones.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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