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EMPRESAS Y EMPRESARIOS

El éxito de una receta tradicional

Harina, azúcar, huevo, miel y aceite vegetal son los ingredientes del éxito, el secreto de la receta de la magdalena Gloria, el producto estrella del grupo Dulcesol, especializado en la fabricación y comercialización de pastelería industrial. La gran demanda de este dulce, cocinado al estilo tradicional pero con un toque personal, "algo menos de azúcar, para que no esté tan dulce, y de aceite", comenta Victoria Fernández, fundadora junto a su esposo, Antonio Juan, de Dulcesol, permitió el despegue de un pequeño horno familiar ubicado en Villalonga (La Safor) hacia la producción industrial, hasta convertirse hoy en una de las firmas nacionales que ha logrado codearse con las principales multinacionales del sector, Panrico y Bimbo.Victoria Fernández dejó Asturias, su tierra de origen, a los 23 años para instalarse en la pequeña población valenciana junto a su esposo. Antonio Juan era socio en un negocio familiar en Villalonga, a unos siete kilómetros de Gandia, dedicado a la panadería y la pastelería tradicional cuyos orígenes se remontan a los años 50. Con ocho empleados, el horno abastecía a la población y alrededores. "Fui empresaria por amor", recuerda Victoria, quien se empeñó en ayudar a su marido en el negocio aún en contra de su voluntad.

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Lo que empezó siendo una colaboración necesaria para llevar adelante la empresa en unos comienzos difíciles, acabó convirtiéndose en una "pasión" para Victoria, que poco a poco fue asumiendo la gestión de la pastelería, mientras su marido se ocupaba del resto de sus negocios. Entre sus aportaciones, incorporó el dulce en la producción y la diversificación de la cocción de bollería, y así nacería la magdalena Gloria, que se convirtió en todo un éxito.

La empresa empezaba a crecer y las instalaciones de Villalonga se quedaban pequeñas. Esta aventura empresarial se inicia en 1978 cuando el matrimonio compra unos solares en Gandia y crea la firma Dulcesa S.A., y aunque permite la entrada de nuevos socios, la familia conserva la mayoría del accionariado. Victoria Fernández enviudó y tomó las riendas de la empresa, a la que más adelante se incorporarían sus tres hijos, Rafael, Juan José y María Dolores Juan.

En los años 80, el negocio da el salto definitivo de la distribución local, donde concentraba el 80% de todo su negocio, al español. En la década de los 90 logra situarse entre las grandes firmas de la bollería industrial española, a la vez que diseña su expansión internacional.

El grupo Dulcesol tiene en la actualidad dos fábricas, con una superficie de 35.000 metros cuadrados, dedicadas a la panadería y pastelería industrial, la principal, Dulcesa S.A., en Gandia, y Juan y Juan S.A. en Villalonga, una población con cerca de 4.000 habitantes.

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Entre estas dos instalaciones se reparten 19 líneas de producción dotadas de las últimas tecnologías. El grupo industrial emplea en la actualidad a un millar de personas. En los años noventa amplía la comercialización de sus productos a los mercados exteriores de Portugal, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Suiza, Rusia y los países del Este, y se introduce en el continente americano. La facturación del Grupo Dulcesol se ha multiplicado por cuatro desde 1990. De unos ingresos de 3.200 millones de pesetas del año 1990 se ha pasado a los cerca de 13.000 millones registrados en el ejercicio pasado. profesionales, entre los que s

Sólo en exportación, la empresa valenciana facturó el pasado año 1.200 millones de pesetas. Pero es el mercado nacional su principal área de comercialización.

El grupo es propietario de 12 filiales distribuidoras, ubicadas en los municipios de Valencia, Girona, Sevilla, Málaga, Vigo, Tordesillas, Lugo, Coruña, Tenerife, Castellón de la Plana, Gandia y Bilbao, y abastece a las principales cadenas de supermercados e hipermercados afincadas en España, y de distribución de Francia, Portugal e Italia.

Victoria, a sus 64 años de edad, y a pesar de reconocer que "conoce mejor que nadie" la empresa, insiste en que ahora su labor en la fábrica se limita a resolver "alguna pequeña papeleta". Los méritos del auge de Dulcesol en la última década los atribuye su fundadora al nuevo equipo de e incluyen sus hijos, y asegura que su etapa en el negocio ha concluido dando paso a una "más apasionante", con personal más cualificado y la introducción de la informática y la innovación en la gestión. No en vano, los analistas del sector de la alimentacíón consideran que una de las batallas más duras se está librando entre los grandes fabricantes españoles por los productos del desayuno. Y Dulcesor se ha hecho un hueco en este mercado tan competitivo.

Una de las "obsesiones" de los responsables de la empresa y, según Victoria Fernández, también una de las claves del éxito de la marca Dulcesol en el sector de la bollería y pastelería industrial, es la frescura de sus productos. El grupo posee además una granja avícola en Terrateig (en la comarca de la Vall d'Albaida) y una sociedad ovoproductora en Ador, que le permite supervisar una de las principales materias primas en la fabricación de bollería, el huevo.

La innovación y modernización de las instalaciones y las líneas de producción es otro de los factores que explican la adaptabilidad de la empresa y su mayor competitividad. "Hoy por hoy somos el único fabricante del sector de la bollería industrial que podemos satisfacer las necesidades, en cuanto a gama de ofertas, de cualquier supermercado o hipermercado", comenta Victoria. Para ello cuentan con 60 variedades de productos en el mercado, que se han ido ajustando a las necesidades de los clientes y a la demanda del mercado.

Un gobierno en la sombra

La fundadora de Dulcesol Victoria Fernández recuerda ahora, con cierta distancia pero también con nostalgia, su duro papel como empresaria en un sector social en el que la figura masculina es todavía hegemónica. El origen del grupo se remonta a la década de los años 50, iniciándose a partir del pequeño negocio familiar y tradicional. "Fui un gobierno en la sombra, ya que aunque yo hacía el trabajo era mi marido quien daba la cara", recuerda Victoria."La mujer empresaria", lamenta, "siempre tiene que estar reivindicando su papel y avalando su trayectoria profesional" para demostrar su capacidad dentro del difícil mundo de la gestión empresarial. "Continuamos en una sociedad machista y esto va a durar", asegura con cierto pesimismo.

A pesar de ello, Victoria no renuncia a defender con pasión su condición de mujer de negocios y se muestra orgullosa de haber conseguido situar una empresa familiar como Dulcesol al mismo nivel competitivo que grandes multinacionales del sector de la panadería industrial, como Panrico o Bimbo, que logran facturar al año más de 60.000 millones de pesetas.

Sobre el futuro, Victoria asegura que la empresa tiene capacidad para adaptarse a nuevas demandas. "Y si hay que hacer pizzas, haremos pizzas", concluye. Y es que el sector de la bollería es uno de los que más competencia soportan en el negocio de la alimentación. En 1997, pese a la recesión generalizada en este sector, Dulcesol mantuvo su crecimiento y continuó con la ampliación de mercados dentro y fuera de España.

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