La Feria de Abril cierra sus puertas tras 10 días de masiva afluencia de público

La Feria de Abril de Cataluña cerró anoche sus puertas tras 10 días de actividad en Sant Adrià, ciudad que ha acogido el evento por segundo año consecutivo. El balance, en líneas generales, es positivo. Según la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (FECAC), se ha alcanzado la cifra de tres millones de visitantes, que se considera el techo de esta celebración. Se trata de una cifra muy dudosa, en cualquier caso, puesto que la Policía Local de Sant Adrià no ha facilitado datos oficiales sobre la asistencia.

Es poco verosímil que la mitad de la población de Cataluña haya pasado por el recinto ferial de Sant Adrià durante estos días. En lugar de hablar de número de visitantes, sería más acertado referirse a visitas, puesto que muchas personas asiduas a la feria han acudido a diario o en varias ocasiones. De lo que no hay duda es de que la Feria de Abril catalana es un acontecimiento multitudinario y este año el nivel de asistencia de público ha vuelto a ser muy elevado. El presidente de la FECAC, Francisco García Prieto, aseguró anoche: "Los miembros de las entidades que han montado caseta están contentos de cómo han trabajado en esta feria, y eso es lo importante, así es que estamos satisfechos".

Quienes no han quedado tan contentos tras esta edición de la Feria de Abril son los empresarios y trabajadores de las atracciones de feria. Según este colectivo, el cambio de Santa Coloma a Sant Adrià les ha perjudicado. En este segundo año en Sant Adrià, debido a la situación del recinto junto al mar, los feriantes han tenido que renunciar a montar atracciones que tienen muy buena acogida entre el público, como la noria, ya que la fuerte brisa marina que sopla en este emplazamiento en algunos momentos impide levantar estructuras elevadas.

Pero además los feriantes vivieron el sábado su particular tragedia en la Feria de Abril. El joven Miguel Ángel Segura Fernández, de 18 años, murió a causa de una fuga de gas butano mientras dormía en el remolque de un camión aparcado en la zona de acampada de este colectivo.

Otros dos hombres, Juan Carlos Ramírez Casado, de 27 años, y José María González Cortejosa, de 30, seguían ayer ingresados en estado crítico.

El accidente puso de manifiesto las condiciones lamentables en que viven los trabajadores de las atracciones. Por otra parte, los servicios de emergencia de la Cruz Roja sólo han funcionado durante el horario de apertura al público; es decir, la organización ha garantizado la seguridad para los visitantes, pero no para los feriantes, que denunciaron ayer su abandono por parte de la organización.

La muerte del joven trabajador centró anoche buena parte del acto oficial de clausura. Antes de los parlamentos de las autoridades, se guardó un minuto de silencio por él y también por la víctima del último atentado de ETA, ocurrido ayer por la mañana. Tras los discursos políticos se pasó a las últimas actuaciones de sevillanas y, en la playa, un castillo de fuegos artificiales puso punto final a la feria.