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Otra huelga en el Metro

Ignoro si los planificadores del Metro de Valencia presintieron -además de la utilidad y conveniencia de este medio- la excelente acogida que le esperaba. Pero lo cierto es que hoy el Metro, por rapidez, comodidad y limpieza gana más altas cotas de usuarios y constituye un orgullo para los valencianos del cap i casal. Sin embargo, los paros y huelgas intermitentes comienzan a minar la fidelidad de su clientela, a menudo sorprendida y siempre fastidiada por sentirse moneda de cambio en un contencioso que no entiende ni las partes le explican. Ahora, de nuevo, son los maquinistas, cual émulos de los pilotos de Iberia, quienes reivindican mejoras salariales, no obstante estar vigente el convenio. Aluden asimismo a indefinidas condiciones de seguridad, pero son aparentemente pretextos para vestir el santo. Lo cierto y lamentable es que un incidente a todas luces menor se pretente resolver mediante esta medida extrema. Con lo cual, no propician apoyos ni solidaridad alguna. Que no se extrañen si un día se plantea la privatización de la compañía, como en Londres. Quizá entonces saldremos perdiendo todos. Pero ellos, mucho más.

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