El ala radical de la coalición de Barak amenaza con la ruptura
Aunque el Gobierno israelí no avanza en una loca carrera hacia la paz con los palestinos, el ala más conservadora de su Ejecutivo y la derecha en la oposición tiran de las riendas para tratar de frenarlo en seco. El Partido Nacional Religioso (PNR), que integra la coalición de Gobierno, decidió ayer por unanimidad abandonarla si el Ejecutivo decide traspasar a los palestinos las tres aldeas próximas a Jerusalén, tal y como se anunció el lunes en las negociaciones de Eilat.En realidad, se trata de traspasar a los palestinos el control de la seguridad, dado que ya lo tienen sobre el resto de las atribuciones. El líder del PNR, Isaac Levy, dijo que, además, su formación apoyará la iniciativa del diputado Silvan Shalom, del derechista Likud, de promulgar una ley para que en un eventual referéndum sobre un tratado definitivo de paz con los palestinos sea necesaria una mayoría especial. Por ejemplo, la del 50% más uno, no de los votantes, sino de todas las personas que figuran en el censo, como propuso Shalom para el caso de que se celebre un referéndum sobre la devolución de los altos del Golán a Siria por parte de Israel. El PNR cuenta con 6 de los 70 diputados de la coalición de Gobierno, sobre el total de 120 que tiene el Parlamento israelí.
Más decisiva es la postura que adopte el partido ultrarreligioso sefardí Shas, que con sus 17 diputados es la tercera formación política en importancia numérica y con cuyo líder espiritual, el rabino Ovadia Yosef, se entrevistó Barak en la madrugada de ayer para tratar de inclinar el fiel de la balanza a su favor.
Pero puesto que para satisfacer a ese partido sefardí el primer ministro está dispuesto a traspasarle al menos dos millones y medio de dólares (450 millones de pesetas) para su red de escuelas religiosas, Barak puede perder al frente pacifista de izquierda Mérets, que tiene 10 diputados.
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