El mar en una maqueta
El escaparate del restaurante-asador Getaria de Bilbao no contiene bogavantes, langostas o cangrejos vivos esperando a que la gula de algún comensal acabe con sus caparazones en la cazuela. Este local ha decidido utilizar ese espacio para realizar exposiciones. Lo habitual suelen ser barcos de madera, con el nombre de su constructor bien a la vista. Estos meses también hay barcos en la vitrina expositora del Getaria, pero éstos luchan contra el mar embravecido, se debaten entre las olas encrespadas y, algunos, se quiebran y hunden en las aguas oscuras y amenazantes. Se trata de dioramas, una versión de las maquetas en la que se representan escenas. Su creador, Francisco Javier Calvo, de 34 años y natural de Barakaldo, trabaja en Correos y se dedica desde hace dos años a los dioramas marinos en su tiempo libre y de manera autodidacta. "Soy un marinero de plástico", se define.Javier Calvo no quiere destripar de qué están hechos sus trabajos. "Prefiero no contarlo. Es una pasta casera que yo mismo he inventado. Lo que sí puedo decir son los materiales que se ven: hierba sintética, algún mineral comprado en tiendas de hobbys, acuarelas, óleos, barniz para que no se vaya el color...", comenta. Este aficionado asegura que los dioramas marinos no son corrientes. "Hay mucho diorama, pero es bélico. A mí esa temática no me atrae. Yo sólo quiero representar el mar", dice.
Hace dos años, Javier Calvo obtuvo un premio en el concurso de la juguetería bilbaína Guerra San Martín. Esta firma realiza un concurso provincial de maquetas y dioramas desde hace ya 20 años. "Este año celebramos la 21ª edición. Será, como es habitual, la última semana de septiembre y la primera de octubre", indica un portavoz de Guerra San Martín. Este concurso consta de tres categorías: la infantil, hasta 13 años; la junior, de 14 a 17 años, y la senior, de 18 años en adelante. El año pasado se presentaron 65 maquetas, pero han llegado a tener hasta 250. Los trabajos ganadores se muestran durante unos 15 días en el escaparate de la tienda. Hay un premio especial a la mejor maqueta original, es decir, aquella cuyos materiales no proceden de las casas comerciales.
Javier Calvo utiliza, por una parte, materiales reciclados, como la peana que recoge de unas naves que visita en su recorrido al repartir correspondencia en las que hay una carpintería; por otra, materiales caseros, como la pasta, y, por último, piezas de marcas comerciales. "Los barcos los adquiero en el comercio, donde sólo hay barcos de guerra. Yo los transformo luego en buques o barcos de pesca, en corbetas. También uso maquetas de aviones y las reconvierto en barcos", asegura. ¿Quién puede querer tener en su casa la representación de un suceso tan trágico como un naufragio? "A mucha gente le gusta. Un naviero valenciano me compró uno de los naufragios y, además, me hizo otros encargos". Muchos llevan nombres tristemente conocidos, como el petrolero Erika, hundido frente a las costas francesas.
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