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Una turba lincha a un japonés en Guatemala al creer que robaba niños

La terrible práctica de los linchamientos ha vuelto a ensangrentar Guatemala. Un grupo de turistas japoneses que visitaba el sábado la localidad de Todos Santos Cuchumatán, al norte del país, fue atacado por unos 500 vecinos, indígenas de la etnia mam, que se abalanzaron contra ellos armados de piedras, palos y machetes. Un turista y el conductor de uno de los autocares perdieron la vida y otras cinco personas resultaron heridas.Según algunos testimonios, la turba gritaba que los visitantes estaban robando niños. El suceso ha causado conmoción en Guatemala, ya que Todos Santos recibe desde hace años la visita de turistas extranjeros atraídos por el emplazamiento del poblado, en la verde y afilada sierra de los Cuchumatanes, y por los vistosos atuendos de sus habitantes.

El sábado, día de mercado, es la jornada de mayor afluencia. Fue el momento escogido por los japoneses, que llegaron a bordo de dos autocares. Después de pasear por el pueblo y sacar fotos, los turistas subieron a los vehículos. Algunos hacían las últimas compras. De repente comenzaron los gritos: "¡Se están robando niños!". Luego vino una lluvia de piedras. Tetsuo Yamahiro trató de huir, pero una masa enardecida le cayó encima y le destrozó a golpes y a hachazos. A 300 metros, otro grupo se lanzaba contra Edgar Castellanos, uno de los chóferes, que había tratado de auxiliar al turista. Después de lapidarlo, le prendieron fuego.

Los 12 agentes de la Policía Nacional Civil destacados en el pueblo no podían contener a la población. Dos de ellos resultaron heridos, junto a otros dos turistas y uno de los guías. Con la llegada de refuerzos policiales se controló la situación. Según las autoridades, los vecinos fueron azuzados por una mujer que dijo que los turistas le habían querido robar a su hijo.

Los episodios de linchamiento no son excepcionales en Guatemala. Según la ONU, en 1999 se registró una media de 10 linchamientos al mes, el doble que en los años anteriores. La mayor incidencia se da en las áreas rurales e indígenas. Los muertos son acusados de cualquier delito, o incluso de brujería. A veces las turbas han sacado a sus víctimas de las comisarías.

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