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Irak aprende a vivir con el embargo

ENVIADO ESPECIALEl presidente Sadam Husein se mantiene en pie. Las contrariedades provocadas por 10 años de embargo parecen no haber hecho mella en el régimen de Bagdad, que se está fortaleciendo gracias al apoyo de una nueva y próspera clase social, constituida por comerciantes y contrabandistas de todo tipo de productos, incluido el petróleo, que han convertido el cerco económico en el campo de cultivo de sus prósperos negocios.

"Aquí, en Irak, no falta de nada. Puedes encontrar cualquier cosa de Occidente. El único problema es que tienes que tener el suficiente dinero como para pagar los exorbitantes precios que piden por ello", afirman los vecinos de Bagdad mientras apuntan con el dedo índice los escaparates de las tiendas de la ciudad, llenos de lujosos y variopintos productos provenientes de los más apartados lugares del mundo.

Mercancías lácteas de Francia o el Reino Unido, chocolates de Suiza o Alemania, ordenadores y televisores de Taiwan, automóviles o motos acuáticas recién importadas de Japón y cremas cosméticas de Italia se mezclan en las vitrinas con otros artilugios de segundo o tercer orden provenientes, en la mayoría de los casos, de los supermercados de los países árabes vecinos.

Irak, castigada desde hace 10 años por las sanciones de la ONU, parece beneficiarse desde hace algunos meses por una oleada inesperada de prosperidad económica, que tiene su reflejo no sólo en los comercios, sino también en las calles de las principales ciudades, donde se construyen a ritmo vertiginoso nuevas y lujosas mansiones.

"Todas estas cosas que usted puede ver en las tiendas vienen de los emiratos del Golfo, que se han convertido en la "zona franca" de Irak, afirman los analistas internacionales de mercados, que, desde sus respectivas embajadas, tratan por todos los medios de introducirse en esta inmensa rueda de la fortuna.

Los precios, sin embargo, son escandalosos. Una simple lata de refresco americano, importada ilegalmente del sur o de la vecina Jordania, cuesta cuatro veces más que en España, lo que supone una tercera parte del salario mensual de un funcionario de Bagdad. Pero incluso así los productos se venden y se agotan, para ser inmediatamente repuestos gracias a la redes de contrabandistas, a los que aquí suele designarse con el pomposo título de "comerciantes internacionales".

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Pero el plato fuerte de estos nuevos caravaneros lo constituye la venta ilegal de productos petrolíferos, especialmente refinados, que han empezado a afluir de manera constante hacia los países del Golfo, bombeado por comerciantes sin rostro de Dubai, quienes rivalizan con las redes de contrabandistas que llevan el petróleo en grandes camiones hacia Turquía o Jordania. El Departamento de Estado norteamericano ha denunciado en un reciente informe que durante el mes de noviembre de 1999 Irak logró colocar en el mercado internacional 70.000 barriles diarios de gasóleo de contrabando. El estudio hace hincapié en que la mayoría de este comercio se efectúa por el puerto de Basora, reiteradamente bombardeado por los aviones norteamericanos y británicos.

Los portavoces de la Administración norteamericana se muestran, sin embargo, mucho menos inquietos y preocupados por el petróleo iraquí de contrabando que se dirige constantemente hacia Turquía, cuyo Gobierno ha decidido "legalizar" la entrada de este crudo, imponiéndole sus correspondientes impuestos, como si lo adquiriera en el mercado oficial. "La aparente ceguera de Estados Unidos con respecto al petróleo de contrabando que llega a Turquía podría dar la impresión de que se trata de una concesión que las autoridades de Washington hacen al Gobierno de Ankara como compensación por la utilización de sus bases aéreas desde la que despegan a diario los aviones que bombardean Irak", afirman los observadores diplomáticos destinados en Bagdad.

Los informes confidenciales de las cancillerías occidentales aseguran que una parte importante del dinero logrado con el contrabando lo utiliza el régimen de Bagdad para comprar en Dubai repuestos para los aviones y carros de combate de origen ruso.

Pero al mismo tiempo se afirma que estos beneficios sirven para financiar las actividades de los Muyahidin del Pueblo, la principal organización de los opositores iraníes en el exilio, que se encuentran refugiados en Irak.

La aparente bonanza económica no afecta, sin embargo, a la población de a pie. La malnutrición de los niños iraquíes continúa siendo devastadora, como lo demuestran los últimos informes oficiales, que aseguran que cuatro de cada cinco menores sufren los efectos de una alimentación deficiente.

El programa de Petróleo a cambio de alimentos, puesto en pie por Naciones Unidas para mitigar los efectos del embargo económico, no es suficiente y ha sido reiteradamente denunciado por las más diferentes organizaciones internacionales, incluido el Parlamento Europeo.

El propio ex coordinador de la ayuda humanitaria, Hans von Sponeek, fue despedido de su cargo tras efectuar duras críticas sobre el citado programa y calificar el embargo como "un arma de destrucción masiva".

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