Derecho civil valenciano
Dentro de muy pocos meses se cumplirán trescientos años de la muerte del último rey austríaco Carlos II. La falta de descendencia originó un período convulso con una larga guerra que ganaron los Borbones y perdieron los Austrias. Fue el hecho bélico que más ha influido en la estructura del Estado español y que supuso la desaparición de las estructuras políticas propias del reino de Valencia. Las Constituciones suprimidas eran muy parecidas a las que existían en aquellos tiempos en Inglaterra o en los Países Bajos y que con su posterior evolución han significado ejemplos de evolución política y económica. Solamente al cabo de casi tres siglos un rey Borbón, paradójicamente, firmó una Constitución en 1.978 que tiene alguna de las características de las Españas de los Austrias. Sin embargo, algunos de los desastres que acarreó la batalla de Almansa y la eliminación de las Cortes valencianas en 1.707 no han sido anuladas hasta hoy. Mientras que a las otras partes de la Corona de Aragón como el propio Aragón, Cataluña y Mallorca se les mantuvo el derecho civil privado, al Reino de Valencia también se le arrancó esta parte de su Constitución política. Las promesas de su reinstauración en 1.710, 1.719, 1.721 o 1.760 fueron incumplidas.Se organizan festejos y conferencias en Madrid durante todo este año para celebrar el triunfo unitarista y despótico con un claro enfrentamiento con el espíritu de la actual Constitución española sin que desde los territorios de la antigua Corona de Aragón aparezcan respuestas mesuradas pero claras. Por ello he recibido con gozo el discurso de ingreso en la Academia Valenciana de Jurisprudencia y Legislación de Domínguez Calatayud solicitando la reinstauración del derecho civil valenciano. Con ello se equipararía nuestra situación jurídica con la aragonesa, catalana, navarra o guipuzcoana. Señalemos que posiblemente en este mismo año ya será publicado el Código civil guipuzcoano y dentro de poco el Código civil catalán. Como expresaba el citado jurista, esta devolución significaría "un paso fundamental en la recuperación, total y merecida, de la perseguida condición de nacionalidad histórica, que tuvo cuando fue Reino de Valencia".
Se acaba de restaurar el cuadro de la batalla de Almansa y el militar e historiador Cervera ha editado un libro sobre su acontecer. Es de esperar también que Carme Pérez Aparicio autora en 1.981 de un sólido librito sobre la Guerra de Sucesión valenciana, aún disponible en las librerías, publique el grueso tomo que se necesita y para la que está preparada. Si los catalanes cada año celebran el 11 de setiembre de 1.714 y los aragoneses han dado los primeros pasos para conmemorar la desaparición de su sistema político, es justo y necesario que el antiguo reino de Valencia prepare recordatorios oportunos. Que nadie se alarme con falsos temores. El principal teórico político de los derrotados en la Guerra de Sucesión ya escribió desde su exilio en Viena que "los aragoneses, catalanes y valencianos no son todos unos, aunque estas tres naciones de muy atrasados siglos están unidas y jamás tuvieron entre sí guerras, como las hubo entre leoneses, castellanos y gallegos". Apuntemos asimismo que el mismo Castellví tenía frases matizadas sobre la lengua: "hay otro idioma que usa en el Reino de Valencia y en lo más se parece al idioma catalán". No hay duda alguna sobre algo: la guerra de Sucesión donde más desarboló fue en la actual Comunidad Valenciana. El arzobispo de Valencia Folch Cardona desde su retrato de la Catedral nos bendecirá.
Ernest Lluch es catedrático de Historia del Pensamiento Económico.
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