Los Beatles y un país diferente

'Treinta años sin los Beatles' es el título de La noche temática que La 2 ofrece hoy (22.30) (y, si se hubiera escarbado, sabríamos de su simpatía por el 23-F). Como dice la voz en off, "los Beatles trajeron una ráfaga de libertad que luego se convertiría en huracán", pero muchos de sus seguidores ya estaban marcados irremediablemente por el franquismo. Otra oportunidad para evocar una de las más prodigiosas hazañas del rock, la transformación de cuatro músicos de una ciudad británica en declive (Liverpool) en fenómeno cultural de dimensiones planetarias, la vara por la que se mide todo lo que ha venido después. El plato fuerte es la película Backbeat, que evoca los turbulentos tiempos del grupo en Hamburgo, y en especial, la figura de Stu Sutclife, el bajista que prefirió quedarse en Alemania y falleció en 1962.La noche incluye además 'La historia de los Beatles', documental británico de 1996 un tanto anémico (por cuestiones contractuales no suena música de los Beatles), cuyo único atractivo son las filmaciones de época. Excesivamente flemático, no transmite la conmoción generada por el cuarteto y se resiente de un doblaje deficiente: la mujer de Lennon es rebautizada Sofia, "songwriter" se traduce como "letrista" y pifias similares.

Por el contrario, '¡Qué vienen los Beatles!' tiene pasión y densidad. Su autor, Pedro Costa, recibió en 1965 el encargo de preparar -en compañía de otro estudiante de cinematografía, Francesc Betriu- un reportaje sobre la estancia en España de los Beatles, que finalmente se convirtió en una manipulada noticia para No-Do. Costa recupera parte del material prohibido y entrevista a muchos de los que tuvieron contacto con "los melenudos", más fans de a pie (maravillosa la actriz Marta Fernández Muro) y espectadores distantes, como varios presos políticos. Se trata de un conmovedor retrato de una época inocente: asombra la facilidad con que los Beatles se prestan a participar en un acto promocional del sherry español al lado de Miguel Primo de Rivera. Igualmente pasmoso resulta comprobar cómo algunos de los simpatizantes españoles de los Beatles "merseybeat" mantienen hoy una zafia homofobia.