Aznar hace la primera criba importante entre sus colaboradores desde que llegó al Ejecutivo

José María Aznar hizo ayer los primeros descartes serios en su entorno de colaboradores desde que está en el Gobierno. Las anteriores crisis se justificaron con pequeños ajustes y necesidades del partido. Para la nueva etapa prescinde de seis ministros, aunque uno ya había anunciado su retirada política, Abel Matutes, y otro no quería continuar, Eduardo Serra. La sorpresa se produjo con la salida de Rafael Arias-Salgado de Fomento, donde protagonizó una gestión polémica. Su cese minimizó la marcha de dos veteranos del PP, José Manuel Romay e Isabel Tocino, y la de Margarita Mariscal.

Rafael Arias Salgado asumió ayer con sobrada experiencia y con espíritu de "normalidad democrática" su quinto cese como ministro de un gobierno de España. Así se lo transmitió a sus más directos colaboradores, a los que tuvo que reunir sobre la una de la tarde en su despacho del Ministerio de Fomento cuando ya su nombre se había caído de todas las quinielas de ministrables que en esos momentos manejaban los medios de comunicación.Congregó a su gabinete y a los altos cargos del Departamento hasta el nivel de directores generales y les explicó a todos lo que les había ido adelantando por separado a algunos de ellos desde primera hora de la mañana. Arias les comentó que Aznar había decidido prescindir de sus servicios como consecuencia de una "profunda renovación" aplicada en casi todas las áreas de su Ejecutivo. Aznar no reveló a Arias Salgado en la conversación que mantuvieron quién iba a ser su sucesor. Tampoco lo hizo, al parecer, con los otros ministros que salieron ayer del Gobierno.

Fuentes cercanas al ex ministro resaltaron que Arias Salgado se mostró menos sorprendido y afectado que sus colaboradores, algunos de los cuales daban por seguro que continuaría en el cargo. El ya ex titular de Fomento señaló ayer que en política y en democracia es algo "muy normal" ser nombrado ministro y cumplir un cometido y dejar de serlo porque "los cargos son transitorios".

Polémica gestión

Arias se declaró muy satisfecho de su labor y en su entorno se negaron a identificar ese cese como un castigo por su criticada y polémica gestión, particularmente el sector aéreo. Al contrario, fuentes próximas al ex ministro presumieron ayer de cómo Arias Salgado había culminado en estos años "una revolución en la política de telecomunicaciones", y de que ha dejado preparado para su sucesor (en este caso Francisco Álvarez Cascos) un "ambicioso plan de infraestructuras" presupuestado en 19 billones de pesetas y de haber completado el proyecto de AVE de Madrid a Barcelona.

Arias Salgado estuvo toda la mañana de ayer en su despacho, no anuló una comida de trabajo previamente concertada y ahora espera cumplir otra tarea, por ejemplo al frente de la comisión del Congreso de los Diputados que estudia los asuntos relacionados con la Unión Europea.

Fuentes de la dirección del PP han asegurado que todos los ministros salientes -excepto Abel Matutes y Eduardo Serra, que por distintas razones quieren distanciarse de la política activa- tendrán un acomodo relevante como presidentes de importantes comisiones en el Congreso, ya que todos son diputados. Una estrategia que utilizó en su día el PSOE para ubicar a sus ex ministros y que se justificará en la necesidad de "aprovechar su experiencia".

Razones para los descartes

Fuentes del PP han argumentado las razones de las caídas de Tocino (Medio Ambiente), Romay (Sanidad) y Mariscal (Justicia) desde diversos frentes. Sobre la ex ministra de Medio Ambiente se han trasladado en los últimos días filtraciones sobre una polémica intervención que tuvo ante la Junta Directiva Nacional del PP y delante de Aznar en la que muchos interpretaron que reprochaba al presidente del Gobierno tener paralizado su proyecto de Plan Hidrológico. Otras fuentes matizan que Tocino se limitó a dejar constancia de que ella ya había culminado ese trabajo y no le competía a ella mandarlo a aprobación al Consejo de Ministros.

Tocino y Romay, en cualquier caso, forman parte de la cuota de veteranos dirigentes del PP procedentes de la antigua AP que cada vez tenían menos sentido en un partido que se define ahora como de centro reformista. Romay ha sido apeado en el último año también de la presidencia de honor del PP en Galicia y del control del partido en su tradicional feudo provincial de A Coruña.

Por su parte, el relevo de Mariscal de Gante se interpreta en la necesidad de poner al frente de Justicia a un hombre del partido, ya que la ex ministra es independiente.