De seis en seis
Josefa y Dora, de 73 y 68 años, respectivamente, son rizadoras del Carrer La Font de Morella, y mientras sus manos van enredando el fino papel de colores, recuerdan cuando eran niñas y cómo los adornos de las calles eran básicamente flores, primero con elementos vegetales, después fabricadas con papel. Por esta tradición se conoce como anar a les flors los trabajos de elaboración de los tapices que adornan las calles de Morella cada seis años para celebrar las fiestas del Sexenio, que este año se celebran del 17 al 29 de agosto. Durante los preparativos, que se iniciaron el pasado octubre, la vida morellana parece renovarse creando una forma de convivencia muy especial entre los vecinos que son los auténticos protagonistas de las fiestas sexenales.Todo empieza con la adquisición del fino papel de seda en infinitos colores que se mide en manos, que equivalen a un lote de 200 tiras de 75 centímetros de largo por 6 de ancho. Para tapizar un metro cuadrado de armazón, por ejemplo, se precisan tres manos de papel.
Tras la elección democrática del diseño por todos los vecinos de las calles que son engalanadas, el trabajo comienza con la construcción de los armazones que soportarán los adornos y ornamentarán la calle en un preciso conjunto estético. En esta primera fase trabajan mayoritariamente los hombres. Después, a cada cuadro o adorno se le incorpora el dibujo del motivo elegido y los colores que deben componer el tapiz.
A partir de este momento, al trabajo se incorporan masivamente las mujeres de cada calle. El trabajo comienza plegando pacientemente las tiras de papel de seda que después son cortadas en máquinas de coser a las que se ha incorporado una tijera especial, invento del morellano Enrique Troncho, El Ferrer de la Cofradía, hace más de 40 años y que facilita mucho el proceso ya que antes cada tira era cortada a mano, tal y como recuerdan Josefa y Dora. El aspecto de las tiras asemeja un peine con sus púas.
Las mujeres, principales protagonistas de esta artesanía popular, proceden después a rizar las púas, desdoblar las tiras y prepararlas para el tapizado que se realiza a base de ir pegando con cola trozo a trozo los finos papeles. Estos adornos suponen más de dos kilómetros de elementos tapizados, utilizándose más de 4.000 kilómetros de tiras de papel.
Cerca de 900 armazones integran los adornos de las 15 calles por las que transcurren las procesiones del Novenario dedicadas cada seis años a la Virgen de Vallivana. Así, Morella cumple desde el siglo XVII el voto que hicieran sus antepasados de rendir homenaje y trasladar la virgen desde su santuario (a 25 kilómetros) a la ciudad para celebrar que la patrona de Morella salvó a la población de una plaga de peste.
Las mujeres, mientras rizan cuentan historias del pasado, de cuando los maquis vivían en las montañas, tradiciones de las masías, de las matanzas del cerdo, de la escasa comida, de aquellas nevadas de varias semanas, de las verbenas que celebraban los hombres y mujeres del campo. Y entre recuerdo y recuerdo, lamentan que el arte de hacer tapices no parece tener relevo entre los más jóvenes de Morella.
El Carrer La Font, uno de los más largos de Morella, será adornado con 170 cuadros pequeños y 85 grandes, sin que el trabajo haya concluido ya que falta preparar los adornos florales, también de papel, y tapizar asimismo La Taronja que, colgada en el aire, abrirá sus gajos para que un niño, representando a San Miguel, dedique una poesía a la Virgen de Vallivana cuando pase por esta calle. Esta vía también cuenta con los populares Volantints, tres muñecos que bailan al paso de las procesiones. Mientras los vecinos se entregan de lleno a los tapices, las danzas del Sexenio, otro de los atractivos de esta fiesta, ya han comenzado los ensayos. Los cuadros gremiales de Los Torneros, Teixidors, Arts i Oficis, Llauradors y Gitanetes volverán a desfilar con sus peculiares indumentarias y pasos de danza que constituyen una de las muestras folclóricas más ricas y antiguas de la Comunidad.
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