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Un informe encargado por Renfe indica que las obras del AVE llevan tres años de retraso

Era un secreto a voces que el tren de alta velocidad tiene todos los números para no llegar a la Sagrera en el año 2004. Pero nadie se atrevía a decirlo, como si al no ser pronunciada la frase dejara de ser verdad. Ayer lo confirmó un portavoz del GIF (Gestor de Infraestructuras Ferroviarias), empresa encargada de las obras de la línea: el compromiso es llegar a Sants en 2004. A la Sagrera, Dios dirá. Un informe encargado por Renfe y Barcelona Regional al principio de los trabajos establecía en ocho años el periodo de obras. Si empezaran hoy mismo, terminarían con tres años de retraso.

A principios de año, responsables del GIF, del Ministerio de Fomento y del Ayuntamiento de Barcelona aseguraban que el trazado del AVE por la ciudad discurriría por un túnel que se construiría bajo la calle de Mallorca y que saldría a información pública antes de finales de febrero. Pasó marzo, abril está casi acabado y no se ha movido ni un solo papel. Más aún: las discrepancias entre Fomento y el Ayuntamiento se han incrementado, alejándose así de la Sagrera la línea de alta velocidad.El Ayuntamiento de Barcelona tiene conciencia de que cada día que pasa es un poco más difícil que el AVE llegue a la Sagrera en la fecha deseada. El Departamento de Política Territorial, por boca de su titular, Pere Macias, ya anunció hace unas semanas que abril era el límite razonable para que se desatascara el asunto y que si se llegaba a mayo sin que las obras hubieran salido a información pública, sonarían las alarmas. Quedan cinco días para que llegue el mes de mayo y ayer ni Fomento ni el GIF pudieron garantizar que el trazado de Barcelona salga a información pública esta semana.

Nadie, sin embargo, quiere lanzarse al ruedo del pesimismo. Nadie se atreve a decir formalmente que las fechas se han agotado. No obstante, un informe encargado en su día por Renfe y Barcelona Regional deja claro que los plazos están superados.

La consultora Bovis Internacional es autora de un estudio cuyo objeto es "acotar en el tiempo todas las actividades necesarias para la construcción de la futura estación del tren de alta velocidad y, paralelamente, para el desarrollo de lo que se ha denominado proyecto de infraestructura ferroviaria".

El informe analiza las consecuencias de las obras, que exigen actuar sobre colectores, viales, galerías y enlaces. El plazo total es de ocho años. Un representante de Renfe precisó ayer que el estudio se hizo en otro momento del proyecto, cuando aún no existía el GIF y Renfe era la entidad responsable de las obras. La misma fuente aseguró que el proyecto ha cambiado tanto que los plazos también deben haberlo hecho, sin descartar que el GIF disponga de un calendario diferente. No lo tiene, según explicó un portavoz de la empresa ayer por la tarde.

"Nuestro compromiso siempre ha sido llegar a Sants en el año 2004", afirmó el portavoz, que declinó pronunciarse sobre la fecha en la que se podría enlazar con la Sagrera.

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Es verdad que el proyecto ha cambiado. En cierto sentido, ha quedado más simplificado. Es el caso de la estación de la Sagrera. Fomento ha renunciado a una estación de varios niveles y ha sugerido una construcción ligera y sencilla que puede ser catalogada de estación, pero que más bien se parece a un apeadero.

PASA A LA PÁGINA 4

El proyecto de la Sagrera enfrenta al Ayuntamiento con Fomento

VIENE DE LA PÁGINA 1 La sugerencia de reducir la estación (y con ello las obras) ha sido una espina más para el municipio, que vincula la construcción de una gran estación con todos los enlaces ferroviarios (cercanías, regionales, alta velocidad y metro) al desarrollo urbanístico de la zona. La discrepancia respecto a la Sagrera tiene dos puntos: el proyecto de estación y los talleres. El Ayuntamiento recalificó los terrenos de Renfe y otorgó 300.000 metros cuadrados de techo, donde sólo había suelo ferroviario, confiando en que las plusvalías serían utilizadas para construir la estación y trasladar los talleres, cuyo suelo pasó a ser zona verde. Ahora Renfe rechaza trasladarlos y reclama seguir utilizando el espacio. El Ayuntamiento ha ofrecido una opción alternativa: soterrarlo, pero mantener las zonas verdes que marca la planificación urbanística.

Pero mientras el sector dialogante, que encabeza el alcalde Joan Clos, ofrece esto, un sector más duro empieza a pensar que lo que hay que hacer es desandar el camino y volver a calificar todos los terrenos (incluidos los del Ministerio de Defensa) e impedir el negocio que dará la vivienda sin que revierta un duro a la ciudad. Fuentes de Fomento sugirieron que el diálogo no está agotado, pero declinaron pronunciarse sobre si se ha acabado el tiempo.

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