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Microsoft pierde más de una tercera parte de su valor desde la condena por monopolio

Microsoft sufrió ayer un nuevo desplome en la Bolsa de Nueva York tras conocerse que el Departamento de Justicia de EE UU es partidario de segregar la empresa en dos o tres para terminar con el monopolio del que fue acusada la empresa el pasado 3 de abril. La propuesta de separar el sistema operativo Windows de Internet y de otros negocios informáticos era el peor de todos los castigos posibles. Con el 15,6% perdido ayer, el valor de la empresa de Bill Gates acumula un retroceso del 37,3%, lo que supone haber pasado de 96,7 a 60,6 billones de pesetas. La caída arrastró al índice Nasdaq, que cayó el 4,35%.

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El Departamento de Justicia y los 19 Estados que forman la acusación en el caso Microsoft se inclinan por solicitar que la compañía de Bill Gates pague sus prácticas anticompetitivas -demostradas por los tribunales- con el mayor castigo de cuantos se toman en consideración: la disgregación empresarial. Este castigo contra Microsoft se unió en Wall Street a los resultados de la compañía en el primer trimestre del año. Los datos se hicieron públicos el jueves al término de la sesión, pero la festividad del viernes trasladó su repercusión a la apertura del lunes.Ambas calamidades para la empresa de Bill Gates, han hecho que el valor de sus acciones haya perdido más del 37% (más de 36 billones de pesetas) en tres semanas, desde que se conoció el veredicto del juez Jackson que acusaba a la empresa de prácticas monopolísticas. No obstante, ya desde principios de año mostraba una tendencia fuerte a la baja. En lo que va de año pierde un 42,92% (44 billones de pesetas).

Además de los peores resultados del trimestre, Microsoft había comunicado a los inversores una bajada del 20% al 15% en sus expectativas de beneficio para el año, lo que también ha rebajado el valor de las acciones de la compañía entre los analistas bursátiles de mayor prestigio. Todo eso provocó que Microsoft llegara a perder un 15,6% y generase una nueva caída del Nasdaq de 161,50 puntos, un 4,35% a pesar de haber sufrido un retroceso del 8% en el transcurso de la sesión. El índice Dow Jones, que sufrió la sacudida a la apertura, cerró con un alza del 0,57%. Tras la sesión de ayer, el valor de Microsoft en bolsa era de 60,67 billones, 10,5 billones de pesetas inferior al viernes y 36 menos que cuando se conoció el veredicto. Una cifra que supera el presupuesto de gasto español.

Segregación

Fuentes cercanas al Departamento de Justicia citadas por varios diarios estadounidenses aseguran que, aunque la decisión final no está tomada, todos se inclinan hacia la partición de Microsoft como sanción a los desmanes monopolistas detallados por el juez de Washington Thomas P. Jackson en su sentencia del 3 de abril. Se había especulado con supuestas diferencias de criterio entre el Gobierno y los fiscales de los estados en torno al castigo oportuno por las infracciones cometidas; sin embargo, las 20 partes que componen la acusación parecen haber llegado al acuerdo de que sólo con una separación en varias compañías se puede garantizar que no vuelva a incurrir en las mismas prácticas contra la libre competencia.

Según la legislación antimonopolio de EEUU, la acusación debe formular al juez una propuesta de sanciones una vez demostrados los hechos, aunque es el magistrado quien toma la decisión final sujeta a recursos. El plazo para la propuesta concluye el viernes.

La acusación tiene varias posibilidades de sanción, desde la puramente reguladora (como supervisar el comportamiento empresarial de la compañía) hasta la estrictamente económica, que sería de difícil consideración y de escasa repercusión. Los fiscales han llegado a la conclusión de que cualquier castigo que no sea la segregación sería poco efectivo porque no lograría impulsar la competencia.

Por eso, la acusación prefiere seguir el ejemplo antimonopolista de la disgregación de AT&T en 1974, obligada a separar su negocio de telefonía local en pequeñas empresas que se conocen como las Baby-Bells. En principio, la propuesta pide la disgregación de Microsoft en dos compañías: Una para la comercializción del sistema operativo Windows y otra para el resto de sus productos informáticos, principalmente el paquete de aplicaciones Office (procesadores de texto, hojas de cálculo, etc.). Una parte de la acusación se inclina todavía porque en vez de dos separaciones se hagan tres, de manera que una tercera compañía se haga cargo del negocio de Internet.

Sin embargo, si la división de Microsoft desemboca en dos compañías, el Gobierno permitirá que las herramientas de Internet estén incluidas en la parte encargada de sistemas operativos. De esa manera la empresa resultante no se vería obligada a "arrancar" el navegador de Internet (llamado Explorer) de las versiones de Windows.

La demanda antimonopolio tiene su origen en la decisión de Microsoft de incorporar un programa de navegación por Internet a todos sus sistemas operativos, una decisión que permitió a la compañía dominar en poco tiempo ese sector del mercado. La justicia ha establecido que la maniobra constituyó un abuso de posición dominante.

La creación de una compañía para aplicaciones informáticas separada de la que comercializa el sistema operativo irá acompañada de la obligación de comercializar los programas para todos los sistemas disponibles. La empresa resultante para programas de aplicaciones deberá publicar una versión del Office para, entre otros, el sistema operativo Linux, lo que impulsaría la competencia.

Según Greg Shaw, portavoz de Microsoft, "no hay nada en el caso que merezca un remedio tan infundado y tan contrario al interés de la industria y los consumidores". El juez Jackson ha dado suficientes muestras de animosidad contra Microsoft como para aceptar la propuesta de separación de la compañía. Sin embargo, expertos legales aseguran que la empresa podría frenar la sanción mediante recursos en tribunales superiores.

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