Un perturbado acuchilla a la dueña de un bar porque así se lo pedían "las voces que oía dentro de su cabeza"

La dueña de un bar del distrito de Villaverde, Rosa Pulido, de 39 años, resultó ayer herida grave a manos de un perturbado mental, M. C. P,. de 27 años. El hombre aseguró que "oía voces en el interior de su cabeza" que le llevaban a acuchillar a la mujer y que no pudo evitar agredirla, según informó ayer un portavoz de la Jefatura Superior de Policía. El supuesto agresor fue detenido ayer por la policía y anoche estaba pendiente de pasar a disposición judicial.El incidente ocurrió a las seis de la madrugada en el número 35 de la calle de Villalonso, en el bar El Patio de Triana, de estilo andaluz. El supuesto agresor inició una discusión con la dueña del bar por causas que ayer se desconocían. En el transcurso de la disputa cogió un cuchillo jamonero y asestó a la víctima dos puñaladas en la cara y una tercera en el hemitórax derecho. Esta herida podría haber afectado a los vasos sanguíneos de esa zona, según un portavoz del Samur. Fue el propio demente el que avisó a la policía y a una ambulancia cuando se dio cuenta de lo sucedido, según la versión policial.

Los facultativos de una UVI móvil del Samur atendieron a la víctima en el mismo bar. Tras hacerla las primeras curas, la trasladaron al hospital Doce de Octubre, donde fue intervenida quirúrgicamente. Anoche, su pronóstico era grave y se encontraba ingresada en la unidad de cuidados intensivos (UCI), aunque no se temía por su vida, según fuentes médicas.

El detenido prestó declaración en la comisaría de Usera, donde confesó su culpabilidad. Justificó su agresión diciendo que era "un perturbado mental" y que, tras oír "unas voces en su interior", sintió "unas fuerzas irresistibles de apuñalar y agredir" a Rosa Pulido, según un portavoz de la Jefatura Superior de Policía, que señaló que la víctima y su supuesto agresor se conocían.

Rosa Pulido regenta el bar El Patio de Triana desde el pasado enero. Se lo alquiló a su anterior propietario, Eduardo Pérez, tras leer un anuncio de traspaso en el periódico Segunda Mano. Antes de reinaugurarlo, reformó la barra y la parte reservada a las mesas. Desde entonces, la clientela fue en aumento por "el carácter agradable y simpático" de su nueva dueña, según Eduardo Pérez. Éste se refirió a la víctima como "una mujer alta, morena con algunas canas y muy guapa".