La procesión, por dentro
Torpedo al 167.4 de la Universidad de Valencia
Sólo hay un poder valenciano que es el Valencia; y Zaplana, su profeta. El presidente de la Generalitat contempló en el Estadio Olímpico de Roma cómo Cúper, a pesar de la leve derrota, se ungía con el óleo de los césares. Pero el presidente de la Generalitat ni se inmutó: los bravos gladiadores que compiten por la Copa de Europa, lucen sobre el escapulario de sus camisetas un detente que los preserva de todo mal: Terra Mítica. Con esas mañas, ni Júpiter que lo fundó. Y si la cosa se le desbarata, siempre está Canal 9, para emperejilársela, con aplausos y ovaciones de fantasía, como ya hizo en los mítines de José María Aznar, durante la campaña electoral: le cargaban los audios a tutiplén, con arrobas de decibelios de truenos, de centellas y hasta de cantos gregorianos, según el informe elaborado por el comité de redacción de TVV, en el que se denuncian ésta y otras manipulaciones informativas. Por supuesto y en cumplimiento de su servidumbre, José Vicente Villaescusa, director general de la pirula autonómica, lo desmintió. Y ahí está la nueva polémica, en medio de la indiferencia de ese incremento de camas hoteleras de nuestra Comunidad.
Carta blanca a Granados
Y es que la oferta turística es un acelerón que no cesa, justo desde 1995. No hay más que leerse las estadísdicas, para entender no sólo la consolidación del sector, sino la del imperio. Roc Gregori es uno de esos subsecretarios implacables, cuando se pone a echar cuentas y a hacer guardia junto a las estrellas de los establecimientos de categoría: Debemos crecer por ahí, es decir, por la clase media-alta. Los demás que se queden como están: bajitos y en su pueblo, que las chotas de Benidorm ya van servidas. Pero para fijación numérica la de Eduardo Zaplana. Sin considerar el tercer informe del Consejo Jurídico Consultivo, que es un órgano ornamental, aprobó por decreto los estatutos de la Universidad de Valencia, después de fulminar el artículo 167.4, que faculta a la institución académica, para la evaluación lingüística de sus docentes. Para el presidente de la Generalitat, el citado artículo produce inseguridad jurídica. Además, el 167.4 parece que es el número gafe de Zaplana. Claro que Alicia de Miguel, portavoz del Consell, lo puso todo en su sitio, cuando afirmó que al Gobierno valenciano no le hacía ninguna gracia "desde el punto de vista político". La CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) denunció la actitud del Consell, en cuanto atenta contra la autonomía universitaria, que se contempla en la Constitución.
Pero la Universidad no se rinde y ahora será el TSJ quien resuelva el contencioso presentado contra el Consell. Así andamos. EU exige que se "depuren" las posibles responsabilidades políticas que puedan encontrarse en el caso Cervera, mientras el grupo municipal del PSPV, en Valencia, continúa investigando la polémica compra de un solar, en el centro histórico, por tres ediles populares. Por cierto que los socialistas, aun con recelos y a regañadientes, van pasando por el aro: Francisco Granados, presidente y único portavoz de la tercera gestora, tiene carta blanca y la cabeza despejada. Ha sido contundente y certero en sus declaraciones. Y ciertamente, en los orígenes de la crisis del PSPV está el progresivo deterioro de la ideología, la ausencia de la reflexión y el análisis, y consecuentemente un impúdico enfrentamiento por conservan canonjías y privilegios. Y luego ese invento de los profesionales de la política que es una patraña propia de la derecha, pero inadmisible en un partido verdaderamente democrático, porque socava sus propios principios. Veremos qué da de sí la nueva gestora. Pero es la penúltima carta del socialismo valenciano. Operación salida, colapsos de tráfico, playas solitarias. Las vacaciones de Semana Santa han terminado. Pero más de una procesión aún va por dentro.
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