Especuladores de pupitre
30.000 estudiantes de colegio aprenden en Francia los trucos para ganar dinero en bolsa
Cientos de colegios, liceos y centros de formación profesional franceses han prestado sus aulas al polémico concurso, organizado por el grupo bancario CIC, que pretende instruir a los alumnos en el arte del negocio bursátil. La iniciativa tiene al profesorado dividido, a la espera de que el nuevo ministro de Educación, Jack Lang, saque a su departamento de su hasta ahora calculada ambigüedad. Frente a quienes denuncian el concurso como un intento de infiltración liberal en la escuela, otros juzgan la iniciativa útil y divertida, propia de los tiempos que corren. El consorcio bancario CIC, que agrupa a 10bancos regionales, tampoco oculta que junto al declarado propósito pedagógico en el concurso late un interés propagandístico, "natural", que se conjuga con el verbo de moda: "fidelizar" desde la adolescencia a la futura clientela.Cerca de 30.000 estudiantes, organizados en más de 6.000 pequeños grupos, compiten para alzarse con el título de maestros de la especulación bursátil. Se trata de hacer fructificar un capital ficticio de 40.000 francos (un millón de pesetas) comprando y vendiendo a la cotización real acciones de medio centenar de valores de Bolsa. El equipo ganador será premiado con un viaje a Nueva York. Los requisitos para participar son ser alumno, tener más de 14 años y haber superado la preselección respondiendo a preguntas de actualidad económica o financiera del estilo de "¿qué empresa adquirió recientemente el grupo Lafargue?". En la mayoría de los casos, los equipos, formados por cuatro alumnos, son asesorados por sus profesores de Ciencias Económicas. El juego se practica fuera del horario lectivo, pero se sirve de las aulas y del material escolar informático. Las dudas se centran precisamente en el pretendido carácter pedagógico del concurso, titulado ampulosamente Master de Economía.
La presencia en las escuelas de cuadros de la banca dedicados a informar más detalladamente a los alumnos levanta ampollas. Los críticos ven en esas visitas al capitalismo liberal hollando el sacrosanto terreno de la escuela laica republicana, indignados además por la ligereza que impregna las proclamas publicitarias. "Si se consideran unos genios potenciales de las finanzas, venga a desafiar a la Bolsa. Pasen a la acción. Hagan explotar la Bolsa y ganen un viaje a Nueva York", reza la propaganda que el CIC ha enviado a los directores de los centros educativos franceses. La asociación Attac, la misma que reclama la aplicación de una tasa a los movimientos financieros, juzga todo esto "indecente e inmoral". En la carta -hasta ahora sin respuesta-, en la que pidió al ministro la retirada inmediata del concurso, esa asociación argumenta que la escuela pública no puede albergar un juego que consiste en "extraer la máximas plus valías bursátiles en el menor tiempo posible". Asociaciones de profesores añaden, a su vez, que un buen curso de economía no debe olvidar las repercusiones sociales de las actividades bursátiles.
Los responsables educativos guardan las distancias invocando a la autonomía de los centros escolares. Al argumento de Attac de que el juego tiene un claro contenido ideológico, los portavoces oficiosos del ministro oponen que el juego de la Bolsa puede ser también una actividad pedagógica. La polémica ha servido, eso sí, para que los directores de los centros educativos extremen la vigilancia sobre el proselitismo potencial del concurso.
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