Los constructores atribuyen al alcohol la mayor parte de accidentes laborales
El tinto peleón y el reconstituyente carajillo con que los currantes de la construcción se dice que riegan sus comidas pueden quedar proscritos por voluntad de sus patronos. Un estudio técnico de la empresa Prevenció Laboral Gironina, impulsado por la Unión de Empresarios de la Construcción (UEC) y el Gremio de Instaladores de Girona, atribuye "el 67% de los accidentes laborales graves al desmesurado consumo de alcohol y grasas durante las comidas". El gremio de empresarios ha dispuesto un plan de actuaciones para hacer frente a lo que suponen malos hábitos de sus trabajadores en el que prevé campañas para la toma de conciencia de los restauradores e incluso un cambio en los horarios que imposibilite el consumo de bebidas alcohólicas. Los sindicatos ya han puesto el grito en el cielo ante un estudio que consideran poco objetivo y tendente a eludir las responsabilidades de los empresarios.El estudio se ha centrado en las circunstancias de riesgo de los accidentes graves y ha advertido "un consumo desmesurado de alcohol en la franja de edad entre 25 y 46 años". También se achaca al consumo abusivo de alimentos ricos en grasas la fatal desconcentración que acaba acarreando los accidentes. A juicio de Francesc Sitjas, presidente de la UEC, "resulta evidente que la solución al problema observado por el estudio reclama un cambio de hábitos que el gremio no puede llevar a cabo por su cuenta y riesgo".
Jornada intensiva
La asociación de los empresarios ya ha empezado a estudiar la posibilidad de proponer modificaciones del horario laboral para evitar periodos de inactividad durante los cuales los trabajadores puedan consumir alcohol y otros alimentos inadecuados para la tarea que deben llevar a cabo. "La empresa podría repartir un bocadillo a los trabajadores entre las doce y la una del mediodía para evitar el excesivo consumo de alcohol durante y después de las comidas", apuntó Sitjas, que es partidario de evitar la jornada partida que afecta a la mayor parte de los trabajadores de este sector. La idea de los empresarios es que la jornada intensiva desemboque en una reducción de los riesgos laborales.
Los sindicatos, por su parte, mantienen que la responsabilidad y el control de las condiciones de trabajo son del empresario. Mercè Martínez, secretaria general del metal, construcción y afines del sindicato UGT, es concluyente cuando afirma: "Un trabajo de sol a sol levantando paredes, que en muchos casos llega a las 12 horas diarias con los sábados incluidos, no puede mantenerse a base de verduritas". Martínez asegura que un trabajo duro necesita una alimentación energética para evitar que los albañiles "se caigan de culo".
La líder sindical niega también que el abuso de alcohol esté muy extendido entre el conjunto de los albañiles. "Yo no diré que una gran mayoría de trabajadores se tome a menudo un cafelito con un chorrito de coñac, pero no tenemos registrados despidos a causa del abuso de alcohol".
El sindicato UGT considera inviable, en el auge que está experimentando la construcción en las comarcas de Girona, la introducción de la jornada intensiva. "Probablemente se trabajaría las siete horas seguidas que estipularía el contrato, pero después todo el mundo se hincharía a hacer horas extras", opina Martínez. Fuentes de UGT explican que muchos trabajadores de la construcción consiguen un sueldo digno contando con las horas extras. En este contexto de precariedad, los sindicalistas consideran cuando menos grotescas, las pretensiones de la patronal.
La UEC estima insuficiente el plan de choque contra la siniestralidad de la Generalitat, puesto que ésta no ha consultado a las patronales que habían puesto en marcha iniciativas similares. Los empresarios gerundenses piensan que deben impulsarse grandes campañas de difusión y formación. La patronal de Girona afirma que los inspectores se limitan a considerar insuficientes los planes de seguridad sin incentivar surgidos del propio empresariado.
