Palmas blancas bajo la lluvia

La tradicional Procesión de las Palmas de Elche, que anualmente se celebra con motivo de la festividad del Domingo de Ramos, congregó ayer a miles de ciudadanos pese al mal tiempo reinante. La intermitente lluvia que acompañó al desarrollo del acto llevó a la organización a reducir sensiblemente su itinerario con salida y llegada a la Iglesia de Santa María después de recorrer las calles del centro histórico de la población. Igualmente la figura de Jesús Triunfante, paso protagonista de la procesión, tuvo que ser protegida de la lluvia con plásticos.La procesión, que convierte a las calles de Elche en un mar de palmas blancas, fue declarada de interés turístico internacional en 1997. Los archivos municipales conservan el primer documento sobre la celebración de esta festividad en Elche en 1371. Un escrito del Consell de la Vila decide unirse a la festividad repartiendo limosnas.

Más allá del sentimiento religoso, la artesanía de la palma blanca es una tradición reducida al ámbito de una decena de familias ilicitanas. Estos grupos de artesanos exhiben cada año, durante la procesión, sus creaciones de palma blanca, en las modalidades de artesanía, artística y miniatura, para optar a un posterior concurso cuyos premios oscilan entre las 20.000 y las 150.000 pesetas según las distintas categorías.

El proceso de la creación de la palma blanca que se realiza con motivo del Domingo de Ramos es lento y complicado. La manipulación de las hojas de las palmeras hasta convertirlas en auténticas obras de arte es fruto de interminables horas de trabajo en la intimidad de los talleres domésticos de los artesanos. Para alcanzar el característico e inmaculado color blanco la palma permanece primero varios meses encapuchada. Más tarde se cortan las hojas y se sumergen en un estanque de agua clorada para limpiarlas. Y antes de que los artesanos inicien los peculiares trenzados, permanecen encerradas en una habitación donde se quema azufre para que los gases aseguren su conservación desde que empieza la campaña, a mediados de octubre, hasta la llegada de la Semana Santa, cuando se muestran en público.

De cada palmera los agricultores extraen entre 10 y 12 palmas, aunque ello está en función de la climatología.