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EMPRESAS Y EMPRESARIOS

La apuesta por el diseño de 13 inversores

Kitto, fabricante de sillería de oficina, afronta su primer ejercicio con una inversión inicial de 250 millones de pesetas.

"Este es un proyecto nuevo, que nace sin hipotecas. No arrastra ninguna mala gestión anterior ni problemas que hayan creado otros antes", destaca Txema García Amiano. Este maestro industrial forjado en el diseño en empresas como Belux, Akaba y Enea, acaba de iniciar un nuevo proyecto empresarial, Kitto, para la fabricación de sillería de oficina de alto nivel, que cuenta con 13 accionistas que han respaldado una inversión inicial cercana a los 250 millones de pesetas.El pasado día 27 de marzo, Kitto presentó a bombo y platillo en el Museo Guggenheim de Bilbao su primera colección de sillas, que firman el diseñador Jorge Pensi, el gabinete Item y el propio García Amiano. Al acto de presentación acudieron unas 600 personas relacionadas con este negocio, lo que demuestra que, aunque el proyecto es nuevo, se está beneficiando de la veteranía en el negocio de los inversionistas que lo apoyan.

En 1970 comenzó a trabajar en el sector de diseño Txema García Amiano (San Sebastián, 1948) y desde entonces, salvando un periodo corto en política junto a Ramón Jauregui, cuando el político socialista encabezó en el Ayuntamiento de San Sebastián la comisión gestora predemocrática, se ha dedicado a este negocio.

Desde 1980, García Amiano ha rodado por varias empresas, fue director comercial de Belux, responsable de edición de Enea, socio fundador y presidente de Akaba, una empresa cuya gestión ha abandonado pero en la que continúa teniendo participación accionarial, y fue también asesor de diseño para el mobiliario para la Expo 92 de Sevilla. Como socio del gabinete de diseño Item, García Amiano lleva la dirección del proyecto ganador del concurso para la imagen y el mobiliario del futuro tranvía de Bilbao.

En octubre de 1998 se celebró la junta de constitución de Kitto, que reúne a 13 inversionistas de diferentes comunidades autónomas que se reparten el capital inicial de 80 millones de pesetas a partes iguales "para que el juego de mayorías sea democrático", explica García Amiano, quien añade que "no hay socios capitalistas. Todos los que han aportado dinero pertenecen al sector de fabricación y distribución de mobiliario de oficina".

Desde su constitución en el otoño de 1998, Kitto, se ha dedicado a crear una buena red de distribución, que incluye los 25 puntos de venta de mobiliario de oficina más importantes de España, y ha invertido mucho tiempo en el desarrollo de sus primeras colecciones.

Competencia

La empresa ha comenzado hace un mes su andadura en el mercado de sillería de oficina, un negocio copado por empresas alemanas y norteamericanas con las que competirán con "una buena relación calidad-precio", dice García Amiano. "Este proyecto ha nacido con vocación de liderazgo y clara proyeccción internacional y contamos con los apoyos de capital y humanos necesarios para ello", asegura el gerente.

Kitto se ha instalado en Salvatierra (Álava) aprovechando la ventajosa oferta de la Diputación alavesa. Kitto compró la empresa de confección Salko, que estaba en quiebra, ha recuperado a las 20 mujeres que se quedaron sin empleo y las ha reciclado para su proyecto. En el plazo de tres años, la sociedad prevé triplicar su número de empleados y llegar a las 60 personas.

La facturación prevista para este primer ejercicio es de 300 millones de pesetas que provendrán de las ventas de las tres colecciones de sillería de oficina con las que ha arrancado Kitto y que combinan diseño, calidad y un precio ajustado. La primera de ellas la firma Jorge Pensi, "el número uno en España", destaca García Amiano. Este diseñador argentino, formado en Cataluña, ha realizado para Kitto la colección de sillas Techne. El segundo modelo de sillas es obra del gabinete de diseño Item, que crearon en 1998 Javier Cuñado, Martín Balzola y Ana Roquero. El tercer producto con el que ha arrancado Kitto es un banco diseñado por Txema García Amiano.

En proyecto, la nueva empresa tiene otras dos colecciones, que firmarán Teixedó y Toni Arola. "El objetivo es hacer nuestra propia colección y la cultura del diseño es un factor clave, tanto en producto como en imagen", señala el gerente, quien añade que "el diseño es un instrumento, no es el fin. Hay que ponerlo en su justo lugar. Puedes tener un gran diseño en un producto pero si lo distribuyes mal o no tiene calidad, vas fatal".

Imagen

La empresa ha realizado una inversión inicial cercana a los 250 millones de pesetas, de los que un buen pellizco se han invertido en desarrollar su imagen y en la presentación realizada en el Museo Guggenheim, a la que acudieron 160 personas.

Creada con vocación internacional, la fabricante vasca ha comprado la licencia de una silla de oficina de una de las sociedades de la cooperativa Sokoa, con la que pretenden introducirse en el mercado francés. La cooperativa francesa y Kitto han firmado un acuerdo de colaboración por el que se ayudarán mutuamente a entrar en el mercado español y en el mercado francés, respectivamente. Además, Kitto cuenta con canales de distribución en Benlux, Grecia, Gran Bretaña y Australia. "Nos queda el mercado americano, en el que entraremos en el año 2002", comenta García Amiano. Ese mismo año, el grupo pretende alcanzar unas ventas de 1.000 unidades y conseguir exportar el 50% de su producción.

En euskera y japonés

Kitto, el nombre de la empresa, tiene parecida traducción en euskera y japonés. En lengua vasca, significa "y punto" y en nipona, "definitivamente". Aunque Txema García Amiano eligió el nombre "porque es un nombre corto, con buena fonética y que permite una buena grafía", su significado en las dos lenguas tiene que ver con la filosofía que el gerente quiere imprimir a esta empresa.Después de rodar por numerosas empresas y proyectos, García Amiano concibe este proyecto como el definitivo, aunque no será el único. "Yo creo en la política del holding, aunque no me gusta que me coman", dice el gerente de Kitto.

Aunque acaban de salir al mercado con sus primeras colecciones de sillas de oficina, los responsables de la empresa con sede en Álava ya piensan en desarrollar nuevas iniciativas. "Los proyectos futuros serán cualquier cosa que tenga que ver con este sector, aprovechando las infraestructuras de Agurain (Salvatierra)", apunta García Amiano.

Eso sí, las nuevas iniciativas llegarán cuando se consolide el proyecto de Kitto. La empresa cuenta en las antiguas instalaciones de la desaparecida Salko con casi 15.000 metros cuadrados de superficie en esta localidad alavesa, lo que ofrece grandes posibilidades de expansión en el negocio de mobiliario de alto nivel.

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