Mostra d'olivera
La celeste paloma de la paz llevó en su pico la verde esperanza de vida; mece en el aire la ilusión de cosecha, portadora del vivir, minúsculos capullos y diminutas flores blancas apelotonadas el ahora grávido olivo. Conoció Noé por aquel ramo que las aguas del castigo y la muerte ya no cubrían la tierra, que Dios restablecía su alianza con el hombre, una reconciliación reforzada por el alado mensajero Gabriel, al entregar a María, en la Encarnación, una rama de olivo, en marzo, quan l'olivera es prenya. Isaías vio la prosperidad y el Eclesiastés (24,14) encontró la sabiduría en un hermoso olivo nacido en medio de la llanura.La inteligente y culta Palas Atenea -como la romana Minerva-, nacida de la cabeza del padre de los dioses, lo inventó, se plantó ella sola una selva y enseñó a los humanos el arte de su cultivo. No por ello dejó de ser sagrado; no era lícito emplear en usos profanos el, según Virgilio, "olivo oleoso, agradable a la paz", corona de vencedores olímpicos, que dio la bienvenida en el puerto de Ítaca al viajero Ulises ple d'aventures, ple de coneixences, ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí.
El único árbol salvado del Diluvio, la vella plata, imperi d'eterna llum de Espriu, entre sus hojas tan brillantes que confunden a los mortales, nuncios de carnal amor, estalla en florecillas llamadas mostra: Mostra d'abril per a mi, la de maig per ton germà. Y, es hoy -mientras se quema el ramo del pasado año para conseguir buena ventura- cuando se cortan sus ramas más galanas y atildadas, recogidas antes por puras manos quasisacerdotales de niños, monaguillos, para, mañana, entornarles todo su carácter divino con agua bendita y paseo procesional: Pueri hebracorum, portantes ramos olivarum, obviaverunt Domino, calmantes et dicentes: "Hosanna in excelsis".
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