500 investigadores completan el primer mapa de peligrosidad sísmica mundial Granada, Alicante y Murcia presentan riesgos moderados de sufrir terremotos
El 70% de las tierras del planeta están situadas en zonas de baja peligrosidad sísmica, y sólo el 8% se encuentra en áreas de peligrosidad alta o muy alta. En este último pequeño porcentaje, sin embargo, están situadas algunas de las mayores ciudades del mundo, como las norteamericanas San Francisco y Los Angeles; Tokio, en Japón; Karachi y Yakarta, en Asia, o Caracas, en Suramérica. Aunque para todas ellas el nivel de peligrosidad sísmica sea el mismo, no ocurre lo mismo con el riesgo, que es mucho mayor en las ciudades del mundo en desarrollo.
Estos son algunos de los principales resultados que se desprenden del primer Mapa de Peligrosidad Sísmica Global (GSHAP, en sus siglas en inglés), elaborado en el mundo y que ayer se presentó en España. En su elaboración han participado más de 500 investigadores de todo el mundo durante seis años y forma parte de los proyectos de demostración incluídos en la Decada Internacional de Reducción de Desastres Naturales, impulsada por Naciones Unidas.La principal aportación de este mapa, más allá de los datos concretos, ha sido la redefinición de conceptos clave como la localización de fuentes sísmicas y la zonificación de áreas de peligrosidad a partir de "criterios únicos", explicaron ayer Mariano García-Fernández y María José Jiménez, investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra de Barcelona (del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y coordinadores del estudio para el área íbero-magrebí. Hasta la fecha, "cada país disponía de su propio mapa" y cada uno de ellos estaba elaborado con métodos distintos, por lo que "no eran comparables", indicó García-Fernández.
Peligros en España
El uso de un criterio uniforme para todo el mundo ha permitido redefinir áreas cuyos valores de peligrosidad estaban infravalorados o escasamente definidos. Este ha sido el caso del Himalaya, en la frontera entre China e India, donde se han tenido que corregir los valores existentes al alza; Africa Oriental, área de la que no se disponía de datos hasta el momento, o los países del área íbero-magrebí, en los que se ha definido por primera vez la zonificación de fuentes sísmicas.
En esta última zona, comprendida por ocho países de la franja mediterránea occidental, España entre ellos, el mapa no añade datos relevantes a los ya conocidos sobre sismicidad, salvo la "eliminación de fronteras entre países" que, en ocasiones, determinaban valores distintos de peligrosidad para un mismo punto. La homogeinización de datos, en todo caso, permite señalar la región de El Asnam, en Argelia, como la de mayor peligrosidad esperable, y las regiones españolas de Granada y Alicante y Murcia, como de peligrosidad moderada.
En cualquier caso, el mapa no es indicativo de las zonas de riesgo sísmico, un concepto que en la ciencia que estudia los terremotos es muy distinto al de peligrosidad, puntualizó María José Jiménez. "El riesgo es algo sobre lo que podemos actuar mediante la prevención, mientras que la peligrosidad depende de factores geológicos sobre los que es imposible hacer nada", explicó.
Dicho de otro modo, el peligro viene dado por la probabilidad de que se dé un terremoto en una zona determinada, "con independencia de lo que esté encima". El riesgo contempla la existencia de edificios, infraestructuras de transporte o de comunicaciones, o densidad de población. Aunque el peligro sea el mismo en Karachi y en Tokio, su riesgo sísmico es diametralmente opuesto.
El mapa del GSHAP determina, en este sentido, las zonas con mayor peligro de seísmos. Y lo hace a partir de un cálculo de probabilidades: "El mapa nos dice los lugares donde existen al menos un 10% de probabilidades de que se dé un terremoto de diferente magnitud en los próximos 50 años" de acuerdo con el nivel de peligrosidad de la zona considerada, señaló ayer Jiménez. Ese 10% garantiza un elevado nivel de seguridad en los ámbitos de la ingeniería y la construcción. Cincuenta años es el tiempo de vida media de un edificio y cien el período que se calcula para una gran presa.
El mapa va a ser de gran ayuda para los responsables de la planificación del territorio y, en general, para ingenieros y arquitectos que diseñen nuevas estructuras, resumió García-Fernández. "Dispondrán de un estándar para aplicar medidas preventivas a nuevos edificios o para decidir si un área es adecuada o no para trazar un puente o una nueva carretera", dijo.
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