Normas festivas de antaño

La exhibición de los gigantes y cabezudos que hoy ameniza las fiestas populares del País Vasco y Navarra tiene su génesis en el predio de la mitología griega, pues las alargadas figuras que danzan airosamente nacieron de "la promiscuidad entre los hijos de los dioses y las hijas de los hombres". Y los cabezudos, diestros en el manejo de la vejiga, son "seres del mundo subterráneo que abandonan las tieneblas a través del interior de los árboles y asoman a la luz en forma de juguetones cabezudos". El etnólogo tolosarra Juan Garmendia Larrañaga, una autoridad en el estudio de las contumbres vascas, ha reunido en un volumen titulado Fiestas del verano las celebraciones festivas más recónditas de Guipúzcoa, desde la fiesta del pedrisco en Bedaio hasta el baile de los ferrones de Oiartzun.La publicación Bertan, editada por la Diputación de Guipúzcoa, dedica el decimocuarto número de su colección a festejos "con cierto valor antropológico" que han perdurado en varios pueblos de esta provincia durante la temporada estival.

Juan Garmendia Larrañaga ha buceado en archivos y conversado con muchas personas mayores para reunir en este número las fiestas más desconocidas, por celebrarse en ámbitos rurales la mayoría. En la publicación también ha tomado parte el fotógrafo Javier Juanes.

Dice el autor que es el 3 de mayo de 1580, en la festividad de la Invención de la Santa Cruz, la única vez que se trabajó en la ferrería de Mirandaola (Legazpi) ignorando la tradición. "La producción de aquella jornada se redujo a una pieza cruciforme de hierro que se conserva en la capilla de la ferrería". Esta fue, señala Garmendia, la raíz de la celebración de la Santa Cruz que hoy conoce esta localidad.

El libro se detiene también en una fiesta surgida a partir de "los conjuros" que aplicaban los habitantes de Bedaio, un barrio de Tolosa que linda con Navarra, contra los devastadores efectos que originó el pedrisco en el campo durante tres años consecutivos. La costumbre también se repite en Aldaba, donde los vecinos "sacan una misa a guisa de conjuro con estipendio aportado por todos los caseríos".

Garmendia Larrañaga rastrea los solsticios de verano en San Sebastián, Amezketa, Elgeta, Elduaien, Orio, Rentería y Tolosa en honor a San Juan; los alardes de armas en el siglo XVI, el baile de la kutxa (caja) que protagonizan los miembros de la Cofradía de Mareantes de Hondarribia, la fiesta taurina, el tradicional aurresku de los santaneros de Ordizia o la conmemoración del Corpus Christi, sobre todo en Oñati, donde en estas fechas no acostumbran a esquilar a las ovejas.

Fiestas del verano estará expuesto hoy durante la celebración de la Feria del Libro. Está traducido a cuatro lenguas (euskera, castellano, francés e inglés, por este orden) y cierra un ciclo con el primer volumen publicado en esta misma colección, titulado Fiestas del invierno, en el que también participó el fotógrafo Javier Juanes.