Isabel II visita el Ulster para apoyar los cambios en la policía regional
La policía de Irlanda del Norte, el polémico Royal Ulster Constabulary (RUC), recibió ayer de manos de la reina Isabel la Cruz de San Jorge, la más alta condecoración civil del Reino Unido. Durante la ceremonia en el Castillo de Hillsborough (Ulster), la soberana británica reconoció el valor y sacrificios del cuerpo y se mostró confiada en que sabrá mantener el sentido del deber al enfrentarse a la corriente de cambios que se avecinan desde la ratificación en 1998 del Acuerdo de Viernes Santo.
Los cambios afectan directamente al RUC, una fuerza policial integrada en el 88% por miembros de la comunidad protestante y masivamente criticada por nacionalistas, republicanos y grupos de defensa de los derechos humanos. "Habrá que enfrentarse a retos en esta etapa de cambios... Tengo la confianza de que mantendréis el sentido del deber y dedicación que hoy estamos honrando", señaló la Reina tras entregar la cruz al agente Paul Slaine, que perdió las piernas en un atentado del IRA. En un breve discurso en su primera visita a Irlanda del Norte desde 1997, la soberana expresó su deseo por ver reconocidos "totalmente los sacrificios" de un cuerpo que ha perdido 302 agentes y sufrido 8.500 bajas no mortales en los últimos 30 años de conflicto. Por su parte, el máximo responsable del RUC, Ronnie Flanagan, extendió la condecoración a todas las fuerzas de seguridad de la zona por su "dedicación desinteresada y valor". Pero la condecoración, dijo, representa también el "más tremendo incentivo para todos nosotros en el momento presente y en los años venideros".
Frente a las voces críticas, que se resienten de la reforma radical propuesta por el conservador Chris Patten y aceptada en su mayoría por el Gobierno laborista de Londres, Flanagan advirtió que sus hombres están preparados para operar en un "futuro nuevo y emocionante".
La reforma podría arrancar en los próximos días y debe superar obstáculos colosales. Un cambio simbólico, la sustitución del nombre actual por el apelativo Servicio de Policía de Irlanda del Norte, formulado para atraer la confianza de la comunidad católica, es duramente contestado por sectores del RUC y del unionismo. La oposición crece y amenaza con impedir las negociaciones multipartitas y la restauración de las instituciones autonómicas.
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