La alternativa Karamanlis

La biografía de Costas Karamanlis se resumía hasta el domingo en un párrafo. Nacido en Atenas en 1956, estudió leyes en la Universidad de la capital griega, hizo estudios de posgrado en Estados Unidos, fue elegido diputado por primera vez en 1989, por Salónica, su distrito de siempre, y designado líder de Nueva Democracia en 1997. Casado recientemente con una joven profesora. Eso era todo. Desde ayer representa una seria y creíble alternativa de gobierno a la hegemonía de la que disfrutan los socialistas en Grecia desde hace años.Alto y grueso, con una oratoria sin errores, Karamanlis ha sabido unir a toda la derecha y articular un discurso político moderno, que ha conectado con las preocupaciones y las ambiciones de las capas medias de la sociedad. Su inexperiencia de gobierno, uno de sus a priori puntos flacos, ha sido compensada por el peso de su apellido -es sobrino del exprimer ministro Constantino Karamanlis, que restauró la democracia en el país tras la dictadura de los coroneles (1967-1974) y encabezó su entrada en la Unión Europea en 1981- en un país donde cuenta mucho la dinastía.

Su campaña electoral ha estado basada en la idea de que después de casi veinte años en el poder, el Pasok no era ya un partido, sino un régimen, y en la necesidad de renovar con nuevas caras y nuevos contenidos el escenario político. Su lema "Existe una Grecia mejor y la queremos" pretendía resumir un mensaje liberal y modernizador con otro de sensibilidad social hacia los más desfavorecidos. Pedía a los griegos que abandonasen las muletas del Estado social para atrapar las oportunidades de negocio que se presentan en el horizonte europeo, léase privatizaciones de empresas públicas, mientras garantizaba la continuidad y la mejora de los servicios sociales básicos. La fórmula, vistos los resultados electorales, ha funcionado. Ahora le toca mantener unida a toda la derecha, una tarea nada fácil. Y, de momento, parece haberle puesto fecha de caducidad a los Gobiernos del Pasok.