Educación habilita en seis centros un aula especial para formar a los alumnos en valores de tolerancia
La igualdad entre los sexos, los derechos humanos, la paz, la cooperación con el tercer mundo o la educación para a salud son algunas de las preocupaciones sociales que más directamente afectan a los alumnos en su vida cotidiana. Seis centros educativos de Euskadi han puesto en marcha hace menos de un mes un aula dotada de recursos técnicos y documentales, donde los docentes podrán ofrecer a sus alumnos una visión sobre estas cuestiones sociales, que impregnan, en mayor o menor medida, todos los contenidos educativos de la etapa obligatoria.
Estas inquietudes, que según la reforma educativa deben incluirse en la formación de los escolares, muchas veces no pueden ser tratadas en el aula por los profesores debido a la falta de medios y a que no existe una directriz clara de cómo hacerlo. El Instituto de Estudios sobre el Desarrollo y la Economía Internacional (Hegoa) es el promotor de la idea. Hegoa mantiene un convenio de colaboración con la Universidad del País Vasco, pero se autofinancia en su mayor parte con proyectos que realiza para otros organismos. En este caso, propuso al Departamento de Educación la creación de una especie de laboratorios, dotados de material documental y técnico, donde los escolares puedan "entrenar la mente, la sensibilidad y la conciencia en cuestiones a afectan a todos", explica Gema Celorio, una de las responsables del programa por parte de Hegoa. El proyecto, que durará tres años y después se intentará extender al resto de la red educativa, ya ha recibido un premio del Consejo de Europa por su carácter innovador.Líneas transversales
Todas estas perspectivas, como el medio ambiente, la educación para el desarrollo, la salud, para la paz o la educación vial, no se contemplan como nuevas áreas de aprendizaje, sino como principios didácticos que orientan las materias obligatorias que sí deben aprender el alumno. Es lo que la reforma educativa ha bautizado como líneas transversales, cuyo objetivo es trabajar los contenidos de áreas como las matemáticas o las ciencias de una manera crítica. Por ejemplo, al estudiar el por qué unos países han avanzado mucho en el campo industrial y otros están en vías de crecimiento aún, la línea transversal trata de que los escolares tengan una visión crítica acerca de la forma en que los ciudadanos de los países occidentales consumen recursos, lo que repercute en la forma en que viven otras personas con menos posibilidades.
El profesorado debe introducir estos enfoques en las asignaturas que imparte, pero en ningún lado aparece cómo tiene que hacerlo. Cuestiones como el horario y el espacio físico le impide trabajar con metodologías más innovadoras y con estrategias didácticas que pueden ser más interesantes, pero que requieren de recursos y materiales que no están a su disposición. "Dando vueltas a cómo facilitar al profesorado que trabaje de forma más sencilla la transversalidad, surgió la idea de crear laboratorios, unos lugares que servirán para potenciar los valores relacionados con la tolerancia y la solidaridad", recuerda Ramón Zuñiga, nombrado coordinador del proyecto por parte del Departamento de Educación.
Así, estas aulas, conocidas como Mundilab, se apoyan en la experiencia de los laboratorios de ciencias experimentales (física y química), donde aquello que se trabaja en el aula de forma teórica se puede experimentar en la práctica. Los laboratorios reúnen unas condiciones físicas (un aula de al menos 60 metros cuadrados) y cuentan con importantes recursos técnicos: ordenadores multimedia y conexión a Internet; un proyector de opacos y transparencias, un cañón de proyección y vídeo. Además, disponen de recursos documentales: obras de referencia (atlas, diccionarios, enciclopedias), material didáctico (juegos de simulación), material audiovisual (vídeos) y CD-Rom educativos.
Al laboratorio pueden acudir docentes de todas las áreas para profundizar en distintos contenidos y tanto en horario lectivo como extraescolar. Lo más importante es la metodología del trabajo, los procedimientos que chicos y chicas deberán aprender para utilizar los recursos en sentido crítico.
Profesor liberado
Una vez que Educación accedió a la experiencia, la ofertó a varios centros. De momento, han comenzado el proyecto dos colegios de primaria, la ikastola Intxaurrondo (San Sebastián) y el colegio San Francisco (Bermeo), y cuatro de secundaria Gabriel Aresti (Txurdinaga, Bilbao), Barandiaran (Leioa), Fadura (Getxo) y Zaraobe (Amurrio). Cada centro ha liberado a un profesor cuatro horas a la semana para que coordine el funcionamiento del laboratorio y, además, dispone de un equipo de docentes que permanece en contacto con los asesores de Hegoa para obtener el máximo rendimiento de la instalación.
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