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Nueva economía, nuevos sindicatos

Los dirigentes sindicales empiezan a reflexionar sobre el impacto del cambio en el mundo laboral

Los cambios que está provocando la nueva economía aún no han entrado de lleno en las estrategias de los sindicatos y apenas un puñado de dirigentes han empezado a reflexionar sobre las consecuencias que pueden provocar en el mundo del trabajo. El debate se abre ahora, cuando los sindicalistas se estrenan como internautas y en vísperas del congreso de CCOO, el primero del mundo que se va a transmitir en directo por la Red.El sociólogo Manuel Castells ha mostrado su escepticismo sobre la capacidad de adaptación de los sindicatos a ese reto y ha subrayado que "el movimiento obrero no parece adecuado para generar, por sí mismo y a partir de él, una identidad-proyecto capaz de reconstruir el control social y las instituciones sociales en la era de la información".

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Frente a ese vaticinio, el economista de CCOO Miguel Ángel García cree que la nueva economía está por definir. "Si se entiende como la aplicación masiva de las nuevas tecnologías, los sindicatos sí estamos pensando en las necesidades de los trabajadores", afirma. "En la primera revolución industrial, se pasó de trabajadores diseminados a estar concentrados en grandes fábricas. Ahora, el proceso es inverso y tenemos que hacer modificaciones severas para otra organización del trabajo".

La segunda definición sobre qué es nueva economía se equipara al ejemplo de Estados Unidos, que ve aumentar su productividad, al tiempo que ha logrado nueve años de crecimiento económico sostenido, con un alza del producto interior bruto del 7,3% en el cuarto trimestre de 1999, sin que se dispare la inflación y con un aparente pleno empleo.

Un proceso que llevara a Rudi Dornbusch, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), a afirmar: "Hoy todo es nueva economía. Internet o morir". Con una señal de alarma: "Europa está adormecida".

Puede ser verdad, no obstante en los debates previos a la cumbre comunitaria, celebrada en marzo en Lisboa, con la participación de los agentes sociales a través de los Consejos Económicos y Sociales (CES), se ha hablado de aunar competitividad y cohesión social. También en el Libro Verde. Cooperación para una nueva organización del trabajo, de la Comisión Europea, y en la Comunicación de la Comisión sobre la dimensión social y del mercado de trabajo de la sociedad de la información. Se trata de documentos elaborados tras consultas con los CES. En ellos se dice que "la modernización de la organización del trabajo sólo pueden realizarla las propias empresas, implicando a la dirección y a los trabajadores", y marcan dos premisas: el diálogo social y el respeto al modelo europeo.

José Manuel Morán, de UGT, ingeniero, consejero del CES español y antiguo director de la fundación de Telefónica, ha participado en los debates previos a la cumbre de Lisboa. Él está convencido de que la cohesión social en Europa debe tener un modelo diferente al de Estados Unidos, donde no todo es un paraíso: "Hemos calculado el coste de los 30 millones de parados europeos y no hemos calculado el impacto de los 45 millones de pobres de EEUU, y que no aparecen en unas estadísticas que hablan de pleno empleo".

Pero es consciente de que hay que abordar otra realidad y de que "la introducción de nuevas tecnologías en los viejos negocios está rompiendo el esquema de plantillas estables y una cooperación entre empresas no prevista".

También Toni Ferrer, secretario de acción sindical de UGT, defiende que "si se quiere combinar la sociedad de la información con el uso masivo de las nuevas tecnologías hay que hacerlo con el modelo europeo, buscando elementos que hagan compatible la seguridad con la flexibilidad, con unas relaciones basadas en el diálogo".

Fernando Puig, responsable de acción sindical de CCOO, asegura que ese debate se va a apuntar en el congreso de la central que se inicia el próximo miércoles. En las ponencias hay un capítulo dedicado a la Sociedad de la Información. Este sindicalista se plantea "qué hacer ante esos problemas para los que no sirven las viejas respuestas", en momentos en los que "se sustituyen relaciones laborales por relaciones mercantiles".

Ello obliga a su vez a las centrales a replantearse su modo de actuar, hasta ahora con un escenario primordial como las grandes fábricas, donde mantienen un contacto directo con miles de trabajadores. Para Miguel Ángel García, es "absolutamente imprescindible llegar a esas nuevas pequeñas empresas y a un sector de trabajadores bastante ajenos a las centrales. Tenemos que escucharles y conocer sus necesidades, y el delegado de distrito puede ser una solución", una figura que ahora utilizan para que en las pequeñas empresas se puedan elegir representantes.

Con ese marco, Morán entiende que se deben debatir las consecuencias de "la desaparición de áreas enteras de actividad, con una nueva gestión del conocimiento y del reciclaje permanente. Eso es muy difícil desde el empleo precario, porque no se podrán movilizar hacia la excelencia los recursos humanos". Y añade: "No nos podemos negar a la reingeniería de procesos. Hay que hablar de inteligencias colectivas, pero también de cómo gestionar la formación, el desarrollo de las carreras profesionales y de otros mecanismos de protección social. Es importante que el futuro diálogo no se base sólo en el empleo inmediato, sino que aborde los procesos de inserción para seguir en la vida activa".

A él no le preocupa que el portal Terra valga en Bolsa más que el BSCH. Lo que sí le preocupa es "qué pasa con Telefónica o la Ford y con que una parte de su producción se haga desde India".

Puig admite que deben buscar vías para conectar con trabajadores dispersos en pequeños centros. En el congreso de CCOO pretenden promover el acceso del sindicato a redes informáticas, y de esa forma facilitar a los trabajadores foros de encuentro, así como analizar el impacto de los sectores emergentes en el empleo.

El dirigente de banca de CCOO Francisco Baquero coincide en que "los instrumentos clásicos de los grandes centros de trabajo no sirven en los procesos de descentralización de las empresas. El contacto del sindicato debe desarrollarse a través del marco telemático y con instrumentos virtuales". Para conectar con esos trabajadores, considera fundamental la solución que se dé al debate que tienen abierto con el BBVA para que reconozca el derecho del sindicato a difundir información a los afiliados y trabajadores a través del correo electrónico.

Junto a ello, la federación quiere hacer una campaña por la democracia digital, que sirva para desarrollar los instrumentos de defensa de los trabajadores y para la realización de las elecciones sindicales por Internet. Sobre la implicación de la nueva economía en el trabajo, ha iniciado dos trabajos de investigación. Uno para conocer el impacto de la banca por Internet en el empleo y la formación. Otro en un banco de Suecia, el Meritabank, quizás el más desarrollado de las entidades europeas en la actividad de banca en la Red, para conocer su experiencia práctica.

Frente a la incredulidad de los expertos sobre la capacidad de Europa y de las centrales para afrontar los retos, los sindicalistas oponen su propio escepticismo. García afirma: "Ésta es la quinta nueva economía desde que se introdujo la primera máquina de vapor". Pero, ¿ésta no es más arrolladora?: "No creo. Eso no significa que no estemos preocupados". También añade que la propia tecnología les proporciona nuevas formas de lucha: "Podemos hacer una huelga interactiva por Internet de forma más fácil que con piquetes. Se puede bombardear una página de un banco". Y Morán responde con humor cuando se le plantea el interrogante sobre ¿cómo es la lucha de clases en la sociedad digital?: "Siempre igual: el patrón contra el obrero".

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