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Muere a los 96 años Habib Burguiba, padre de la independencia de Túnez

El expresidente tunecino Habib Burguiba, padre de la independencia del país magrebí y uno de los últimos líderes de la descolonización africana, murió ayer a los 96 años en Monastir, su ciudad natal, 160 kilómetros al sur de la capital de Túnez. La salud del histórico líder, que vivía apartado del poder tras ser depuesto en 1987 por senilidad, se había deteriorado gravemente tras haber sido hospitalizado hace un mes.

El féretro de Burguiba será depositado hoy en la sede central del partido gubernamental, Agrupación Constitucional Democrática, heredero del Partido Socialista Desturiano, que él mismo fundó en 1934 para luchar contra el poder colonial francés, que le condenó durante 10 años de su vida a la cárcel o al exilio. El actual presidente tunecino, Zin al Abidín ben Alí, decretó siete días de luto oficial por el Supremo Combatiente, como era conocido Burguiba durante sus tres décadas de poder absoluto y exagerado culto a la personalidad. Precisamente, Ben Alí, exgeneral del Ejército y primer ministro en noviembre de 1987, fue quien protagonizó entonces un golpe palaciego para incapacitar a Burguiba por supuesta senilidad. Su expulsión del poder coincidió con una ola de violencia integrista islámica que había desestabilizado al país en los tres años anteriores, tras la revuelta del pan contra el aumento de los precios de los alimentos básicos.

Desde hace casi 13 años, el depuesto presidente ha vivido prácticamente recluido en su casa de Monastir, donde apenas recibía las visitas de sus familiares más cercanos. En ese mismo lugar ordenó erigir un faraónico mausoleo, en el que mañana será inhumado en presencia, entre otros mandatarios internacionales, del presidente francés, Jacques Chirac.

Burguiba condujo a Túnez autoritariamente durante más de tres décadas desde la independencia del país, en 1956. A partir de 1975 gobernó bajo el título de presidente vitalicio y se hacía llamar a sí mismo "educador del pueblo". En una ocasión, al ser preguntado por el peculiar sistema político de su país, el entonces presidente respondió: "¿Qué sistema? El sistema soy yo".

Gobernado con mano de hierro por Ben Alí, en medio de las denuncias de las organizaciones internacionales para la defensa de los derechos humanos, Túnez debe, sin embargo, a Burguiba gran parte de su actual prosperidad económica, basada en un creciente control de la natalidad y en la incorporación de la mujer al mercado del trabajo. El Estatuto Personal, que el fallecido presidente hizo aprobar, sigue siendo hoy una excepción en el mundo islámico, al abolir la poligamia y el repudio (divorcio declarado por el marido).

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