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El mafioso 'arrepentido' Tommaso Buscetta muere de cáncer en EEUU

Tommaso Buscetta, el primer arrepentido de la Mafia siciliana, casi una leyenda en la historia de Cosa Nostra, falleció el domingo a los 71 años en el lugar secreto donde habitaba desde finales de los ochenta en EEUU. La noticia fue facilitada ayer por su abogado Luigi Ligotti, después de celebrado el funeral. Buscetta, enfermo de cáncer desde hacía un par de años, fue el hombre que reveló al juez Giovanni Falcone el organigrama completo de Cosa Nostra.

El arrepentido denunció también algunos de los mafiosos más destacados, como los hermanos Salvo y el que, en 1992, señaló al siete veces primer ministro italiano, Giulio Andreotti, como el "referente político" de la Mafia siciliana.La noticia de la muerte de Buscetta no sorprendió en Italia donde era conocido su delicado estado de salud. Desde Estados Unidos, Buscetta vivía en permanente contacto con su país de origen a través de la televisión y, más recientemente, del correo electrónico. Su imagen había quedado seriamente dañada tras la absolución de Giulio Andreotti en el proceso por asociación mafiosa que se abrió en Palermo a raíz de las acusaciones de Buscetta.

Ayer, tanto el fiscal adjunto de Palermo, Guido Lo Forte, como el presidente de la Comisión Antimafia del Parlamento italiano, Ottaviano del Turco, tuvieron palabras de reconocimiento para el primer arrepentido de la Mafia. "Fue un hombre leal", dijo Lo Forte. "Falcone fue el que verdaderamente le entendió", añadió Del Turco.

La vida de Tommaso Buscetta, nacido en Palermo el 13 de julio de 1928, ofrece material suficiente para varios guiones cinematográficos. Hijo de una humilde familia de Palermo, Buscetta simboliza a la perfección el viejo estilo de los hombres de honor. Casado tres veces, la primera a los 16 años, padre de siete hijos, tres veces emigrante a América Latina y a Estados Unidos, comenzó su vida delictiva traficando con harina de estraperlo y cartillas de racionamiento en la Palermo de la posguerra. Tras un intento de hacer fortuna en Buenos Aires, Buscetta regresa a su ciudad en 1961 coincidiendo con un momento de expansión de la economía siciliana, debido en parte al contrabando. Es el momento de los grandes negocios. Tommaso lo comprende y empieza a trabajar en el sector del tabaco para la familia mafiosa de Angelo La Barbera. El padrino de Cosa Nostra es Salvatore Greco. El estallido de las primeras guerras de mafia le obliga a exiliarse en México y después en Brasil. En 1972 la policía brasileña lo detiene y lo devuelve a Italia. Es el primer proceso.

Tommaso Buscetta pasa varios años en la cárcel palermitana de Ucciardone hasta que en 1980 obtiene la libertad condicional. Pero en las calles de Palermo ha estallado una nueva guerra de mafia. El padrino Stefano Bontade es asesinado cuando viaja a bordo de su coche y Buscetta comprende que su vida corre peligro. La única posibilidad es escapar de nuevo a Brasil, donde consigue vivir en paz al menos tres años. En 1983 la policía vuelve a arrestarle bajo la acusación de narcotráfico. En la cárcel brasileña recibe por primera vez la visita del juez Giovanni Falcone, pero Buscetta se niega a declarar. Lo hará un año después cuando las autoridades brasileñas decidan entregarlo a Italia. Entre Falcone y Buscetta se establece entonces una extraña y perfecta colaboración de trabajo que permite al famoso juez palermitano asestar un golpe definitivo a Cosa Nostra a resultas del cual terminaría cayendo en las redes de la justicia el padrino Salvatore Riina, años después, en 1993.

Buscetta recibe una pensión especial del Estado italiano en su calidad de arrepentido y colaborador de la justicia, y es extraditado a Estados Unidos, donde por las mismas razones obtiene la libertad, un nombre nuevo y un domicilio reservado. Para entonces es un hombre roto. Sus confesiones le han costado a Buscetta demasiados lutos familiares. Dos de sus hijos, un hermano, un cuñado y cuatro sobrinos han caído asesinados en sucesivos ajustes de cuentas. Pero el arrepentido no está dispuesto a callar. El asesinato de Falcone, en 1992, decidirá a Buscetta a ir un paso más allá en sus confesiones desvelando el nombre de la persona que según sus primera confesiones es "el referente político de Cosa Nostra". Se trata, dice, del mismísimo Andreotti, que ha mantenido los contactos a través de su hombre en Sicilia, Salvo Lima, asesinado también en 1992.

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