Un 'minessoto' en la Generalitat

Last but not least, Andreu Mas-Colell (Barcelona, 1944), entró por fin en el que podría ser el último Gobierno de Jordi Pujol en la Generalitat. Con él llega al Consell Executiu el miembro más emblemático de los minessotos, la generación de economistas catalanes doctorados en el Estado norteamericano de Minessota y también el primer y único ex militante del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) de los sucesivos gobiernos presididos por Pujol desde 1980. La toma de posesión, ayer, de Mas-Colell como consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información del Gobierno de la Generalitat, si se atiende a los presagios que la acompañaron, augura una gestión sonada. El estruendo de las tracas y petardos que lanzaban en protesta contra la política del Ejecutivo los agentes rurales ahogó el discurso de Pujol.

Muy lejos queda la militancia comunista que Mas-Colell había ejercido en sus años de estudiante en la Universidad de Barcelona, tan lejos como la famosa Caputxinada o como su llegada a Madrid, en 1966, para hacer el servicio militar en la Marina, que le pone en contacto nada menos que con el actual gobernador del Banco de España Miguel Ángel Rojo, su mentor, para entonces un joven profesor que volvía de Londres cargado de ideas e ilusiones.

Así pues, en 1968 el estudiante marxista se traslada a Estados Unidos, primero a la Universidad de Minessota y después a la de Berkeley, en California. En esta última empieza su carrera docente como profesor del Departamento de Economía y Matemáticas. Rechaza una oferta para participar en la creación de la Universidad Autónoma de Barcelona, en 1972, y opta por desarrollar su carrera en Estados Unidos.

La apuesta tiene éxito. Tras una década en la universidad de la bahía de San Francisco, frente al Pacífico, se fija en él una institución del calibre de Harvard, que, en 1982, le ofrece la cátedra de Teoría Económica. Y así empieza su vuelta hacia atrás, hacia Levante. Se traslada a Boston, en el Atlántico, y al poco se ha convertido en una de las grandes figuras de la economía mundial, fellow de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias y de la prestigiosa Sociedad Econométrica.

En 1988 obtiene la primera cátedra de Economía Louis Berkman de la Universidad de Harvard. Con todo ese bagaje ya sólo falta que se acuerden de él en su propia tierra, lo que sucede cuando en 1989 obtiene el Premio Rey Juan Carlos de Economía.

Es por aquellas fechas, con motivo de un viaje para recibir un premio, cuando parece iniciarse su acercamiento al nacionalismo y su relación personal con Jordi Pujol. Para entonces, Mas-Colell es, a todos los efectos, un americano. Lleva ya más de dos décadas al otro lado del charco y su percepción de la realidad del país, a tenor de lo que ahora puede deducirse de algunas entrevistas de la época, no se ajusta excesivamente a la realidad. Pero es en ese momento cuando se produce el flechazo entre él y Pujol, y viceversa.

Empieza a dejarse caer cada vez más a menudo por Barcelona y, junto a Enric Argullol, participa en el proyecto de fundación de la Universidad Pompeu Fabra. A finales de 1989 pronuncia la lección inaugural de esta nueva universidad pública, llamada a ser el vivero de cuadros de la Cataluña del futuro. En su discurso, bajo el título Consejos a un estudiante que comienza, recuerda a los alumnos que al entrar en la universidad "reciben un préstamo" y les insta a preferir un curso sobre Erasmo de Rotterdam a uno sobre el funcionamiento del Registro de la Propiedad, básicamente para amueblar bien la cabeza.

Finalmente, en 1995 renuncia a los jardines del West Newton, en las afueras de Boston, por los cuarteles del Parque de la Ciutadella, donde se ha instalado la Pompeu Fabra. Acepta la oferta de Argullol. Es un fichaje sonado, ya que junto a la cátedra de Fundamentos de Análisis Económico, que obtiene en febrero de 1995, está el cargo de vicerrector de cooperación internacional y relaciones internacionales, lo que le convierte en el teórico número dos de la UPF y en el candidato in pectore para sustituir a Argullol, cuyo mandato acaba el año que viene.

Pero hace un año se produce el cese del comisionado para Universidades e Investigación, Joan Albaigés, decapitado a petición de los rectores catalanes, y Pujol le pide a Mas-Colell que ocupe su lugar, supuestamente a cambio de nombrarle consejero tras las elecciones del pasado mes de octubre. Y éste no lo duda y entra de lleno en la política.

Ha pasado un año y el académico ha tenido que aprender las duras artes de la política real por la vía de los hechos consumados. Ha visto cómo se movía su lugar en las listas de CiU en las elecciones autonómicas; cómo se le escapaba el Departamento de Industria; cómo debía esperar meses para ser nombrado finalmente consejero de un departamento jibarizado... y cómo, mientras tanto, su candidatura al rectorado de la UPF se volatilizaba.