Estados Unidos quiere que Israel deje de vender armas a China
Estados Unidos quiere que el Gobierno de Israel deje de vender armas avanzadas a China, puesto que suponen un peligro para el equilibrio estratégico del este de Asia y constituyen, además, una amenaza para Norteamérica. El secretario estadounidense de Defensa, William Cohen, transmitirá hoy esta petición formal al primer ministro y a la vez titular de Defensa israelí, Ehud Barak, cuando ambos se reúnan en Jerusalén, según se asegura en círculos diplomáticos.
La Casa Blanca ha encomendado a Cohen una delicada misión: tratar de convencer al Gobierno de Barak para que reduzca considerablemente su comercio de armas con China y paralice sobre todo la venta de radares avanzados tipo AWACS, que la empresa Israel Aircraft Industries está efectuando a Pekín.La venta y montaje de radares AWACS por parte de Israel a China se inició hace aproximadamente un año, después de que los dos países firmaran un suculento contrato, el más importante de sus relaciones comerciales y armamentísticas iniciadas en 1992, por el que el Gobierno hebreo se ha comprometido a instalar estos radares en un lote de aviones de fabricación rusa, que previamente fueron comprados por Pekín a Moscú.
EEUU, que ha enviado en los últimos meses reiterados mensajes a Israel para que cese este comercio con China, parece ahora dispuesto a plantear la petición de manera mucho más drástica, amenazando incluso con reducir o anular la ayuda tecnológica prometida al Gobierno de Barak para impermeabilizar las fronteras del norte del país, con Líbano y Siria, cuando se produzca la retirada de su Ejército en julio y que supone una inversión de 17.600 millones de dólares (casi 3 billones de pesetas), u oponerse a la venta de misiles Tomahawk.
Un viejo obstáculo
El incidente no es nuevo. La venta de armas de Israel a China ha venido provocando importantes conflictos entre los Gobiernos de Washington y Tel Aviv, como en 1992 cuando la Casa Blanca envió una comisión a Jerusalén para investigar una supuesta transferencia de cohetes Patriot a Pekín, vulnerando todo tipo de acuerdos y violando la confianza demostrada por el presidente Bill Clinton, que había mandado instalar dos baterías de estos misiles en Israel por la vía de urgencia durante la guerra del Golfo para neutralizar los Scuds de Irak.
Detrás de estas gestiones y requerimientos de la Administración de Estados Unidos se encuentran agazapados los intereses de las grandes empresas de armamento norteamericanas, a las que se les prohíbe la venta de sus productos a China por razones de seguridad, mientras constatan con nerviosismo cómo su aliado tradicional, Israel, se hace a sus anchas con este suculento mercado, que ya desearían para ellos.
La visita de Cohen a Israel y su entrevista con Barak es la primera etapa de un viaje de 12 días por la región. Cohen ha preferido iniciar su viaje por Israel, adelantándose así a la llegada a Jerusalén del presidente chino, Jiang Zemin, prevista para el día 12 de abril. Jiang tiene proyectado visitar las principales industrias militares hebreas y reforzar el tratado comercial armamentístico con Israel.
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