_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Kosovo. Editorial

Un informe de las Naciones Unidas ha vertido graves acusaciones contra el Cuerpo de Protección de Kosovo (KPM), el organismo de defensa civil y reconstrucción formado por antiguos miembros del disuelto Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). Según denuncia la Unidad de Derechos Humanos de la ONU en Kosovo, el KPM "realiza actividades criminales y viola su mandato". La seguridad de la población de todas las etnias y el restablecimiento del orden público es la gran asignatura pendiente de la comunidad internacional en Kosovo, un año después del comienzo de la intervención militar contra el régimen de Milosevic.El odio generado en los pasados 10 años y especialmente tras las matanzas de los dos últimos sólo explica parcialmente la violencia e inseguridad existente. Porque al margen de las tensiones interétnicas, constantes y graves, como en el caso de la ciudad de Mitrovica, cada vez hay más albaneses que son víctimas de la violencia, intimidación, extorsión y saqueo de mafias con vínculos evidentes a miembros del Cuerpo de Protección.

Las amenazas a políticos o periodistas kosovares que defienden la convivencia y la moderación son también sistemáticas y masivas. La reconstrucción de la región y la superación por parte de la sociedad kosovar de los terribles traumas de la guerra y lo que la motivó es sin duda una tarea ingente que llevará años: décadas, si no generaciones. La descomposición social habida y la destrucción de los medios de vida de tantos centenares de miles de kosovares, albaneses, serbios, gitanos y turcos, ha generado una cultura de la supervivencia violenta que las fuerzas internacionales no han sido capaces aún de reprimir.

Pero la ONU y sus miembros también tienen su gran parte de responsabilidad en que esto sea así. Nueve meses después de concluir la retirada de las tropas serbias siguen sin completarse las fuerzas de la policía internacional prometidas para garantizar el orden. La creación de un sistema judicial no avanza, la Administración sigue paralizada y los fondos prometidos llegan con cuentagotas. Da la impresión de que la comunidad internacional se ha olvidado muy pronto de unos compromisos cuyo fin era y es neutralizar un nuevo peligro de guerra y enfrentamientos en la región.

El Pacto de Estabilidad de los Balcanes, ahora ratificado, requiere en Kosovo, ante todo, medios para fomentar el trabajo, la estabilidad social y la represión del crimen organizado, un mal endémico de la región que tiraniza a la población. La mala memoria y la cicatería son malas consejeras. La cultura de la violencia ha de ser perseguida con energía. Eso requiere determinación, pero también medios. No estarán mal invertidos, porque, por muy cara que resulte a la comunidad internacional la paz en Kosovo, será sin ninguna duda mucho más barata que una nueva guerra o el mantenimiento de un foco de crimen y violencia siempre pronto a extenderse en la región más inestable del continente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_