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Arte al alcance de casi todos

Si los espectadores son los que hacen los cuadros, como sostenía Marcel Duchamp, cualquier ciudadano apasionado por la pintura puede colgar en su casa un goya, un van gogh, o hasta un bosco. No es que las estructuras que rigen el mundo del arte se hayan trastocado. Se trata de réplicas, que incluso, según algunos expertos, pueden superar al original.Aunque la copia no está muy bien vista por muchos, quienes critican la falta de originalidad en este arte, a lo largo de la historia ésta ha sido indispensable; tanto para maestros que se han inspirado en otros para evolucionar su pintura, como para hacer las grandes obras accesibles a otros públicos que no tienen acceso directo al original, resguardado tras los muros de algún museo, o cuyo precio es estratosférico.

En defensa de la copia sale el crítico de arte Francisco Calvo Serraller, para quien la reproducción ha tenido y tiene un gran valor. Al igual que en la creación de una obra original, argumenta, todo radica en su calidad. "Copiar es un arte que ha tenido su lugar a lo largo de la historia, y es aún más complejo que pintar un original", opina. Pero va más allá. "Incluso puede superar al original", dice, y se remite a las copias de pinturas de Tiziano hechas por Rubens, con tal maestría que fueron consideradas superiores, entre muchos otros ejemplos de grandes maestros.

Hace dos años nació en Madrid la primera galería dedicada a la copia, y actualmente existen dos. "En España, este tipo de inversión en arte está empezando", comenta Óscar Ruiz Pereda, de la galería Alción, pionera en el arte de la copia, ubicada en la calle de Orellana, esquina Argensola.

Otra galería que se dedica a la reproducción es S. Lucca Montorio, en la calle San Lucas. "Intentamos reivindicar el valor de la copia", dice su dueña, María Contreras, hija del fallecido marqués de Lozoya, quien es consciente de que una copia mal hecha puede resultar "ridícula" y de mal gusto. "Hay que saber mirar cuándo una pincelada está bien o está regular". Pero el trabajo que se hace en S. Lucca Montorio no se limita a copiar. Lejos de toda reverencia, pinturas de grandes maestros pasan a tener como protagonistas a los propios clientes, quienes buscan ser inmortalizados. Cualquiera que lo desee puede convertirse en la célebre duquesa de Alba pintada por Goya, o acercarse a la grandeza de Napoleón, tantas veces retratada por Jacques Louis David. "El humor es fundamental", opina Contreras, para quien "hay cuadros muy apropiados para jugar con la cara de otras personas".

En este caso, Calvo Serraller opina que no es una falta de respeto hacer modificaciones a obras maestras de la pintura. Como ejemplo de lo que llama una parodia, cita los bigotes que Duchamp agregó a la Gioconda de Leonardo da Vinci. Pero para ello, concluye, hay que saber pintar.

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