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Gore se suma a la posición de Miami y acentúa el aislamiento de la Casa Blanca en el 'caso Elián'

Con Al Gore sumándose a la rebeldía del exilio cubano y las autoridades locales de Miami, el presidente Bill Clinton y la fiscal general Janet Reno han vuelto a retrasar la hora de la verdad, aquella en que tendrán que arrebatarle el niño Elián González a sus familiares exiliados y entregárselo al padre para que se lo lleve a Cuba. Pero las dilaciones del Gobierno de Estados Unidos sólo aumentan su aislamiento y la complejidad del caso. En un intento por no perder Florida en las elecciones presidenciales de noviembre, Gore se ha desmarcado aparatosamente de la posición de la Casa Blanca.

Un alivio temporal reinaba ayer en el exilio cubano de Miami tras la decisión del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) de aplazar por segunda vez su ultimátum a los familiares que albergan al niño balsero. Ante la negativa de esos familiares a firmar un documento comprometiéndose a aceptar el resultado de tan sólo una acción judicial más -la apelación ante un tribunal de Atlanta, que se verá en la segunda semana de mayo-, el INS optó por volver a tragarse sus amenazas de arrebatarles el niño y amplió el plazo de negociaciones hasta el próximo martes. El estupor reinaba, entretanto, en la Casa Blanca. La actitud de Gore en el caso del niño balsero es el desmarque más importante del candidato presidencial demócrata ante el Gobierno al que sigue perteneciendo como vicepresidente. En la noche del jueves, Gore se sumó a los legisladores republicanos que piden que EEUU conceda la residencia permanente a Elián, su padre y otros familiares que viven en Cuba. Según Gore, las leyes sobre inmigración que aplican al pie de la letra Clinton y Reno "no son lo suficientemente flexibles" para lidiar con el caso de Elián. Un portavoz de la Casa Blanca declaró que la rebeldía de Gore no cambiará la posición de Clinton, partidario de que el INS entregue el niño a su padre. La Casa Blanca no quiso juzgar la insólita actitud del vicepresidente, pero es obvio que éste no quiere regalarle el Estado de Florida, el cuarto en peso electoral, a su rival republicano en la carrera hacia la Casa Blanca, George Bush.

Animado por el senador demócrata por Florida Bob Graham, Gore cree que puede repetir la experiencia de Clinton en 1996, que ganó en Florida. La apuesta de Gore es muy arriesgada. Florida es tradicionalmente republicana y su gobernador, Jeff Bush, es hermano del rival de Gore. Con 800.000 exiliados de gran peso político, económico y cultural, su parte meridional se ha convertido en una especie de Cuba del Norte. Esa Cuba del Norte forma ahora una piña en torno a la causa de que Elián se quede con sus familiares de Miami, a la que ayer se sumó la cantante Gloria Estefan. La cantante se declaró opuesta a que Elián salga por la fuerza de EEUU y partidaria de que el padre, Juan Miguel González, se reúna en Miami con el niño "sin la escolta de agentes que quiere enviar Fidel Castro".

"El circo de Castro"

La pretensión de Castro de que Juan Miguel González viaje a EEUU acompañado por una treintena de personas, encabezadas por Ricardo Alarcón, presidente del Legislativo cubano, complicaba ayer aún más las cosas para Clinton. Washington quiere que el padre y sus familiares directos vengan lo antes posible a EE UU, donde podrían hacerse cargo de la custodia del niño mientras continúa el proceso de apelación en Atlanta, pero no quiere acoger lo que un portavoz calificó ayer como "el circo de Castro".

El Gobierno estadounidense se enfrenta también a un reto sin precedentes por parte del exilio cubano en Miami, apoyado por los alcaldes de la zona, que han anunciado que no utilizarán a sus fuerzas policiales para sacar a Elián de la casa de la Pequeña Habana donde vive desde finales de noviembre. Gore intuye que el Gobierno federal se verá abocado al final a una acción de fuerza con sus propios efectivos, los US Marshals. Y no quiere que el exilio cubano asocie su candidatura presidencial con una acción que provocará indignación e incluso disturbios.

Para la comunidad cubana de Miami, Elián no es sólo una bandera política anticastrista, sino todo un símbolo religioso. Circulaban ayer como bienes preciados en esa comunidad reproducciones de un óleo sobre tela de Alexis Blanco titulado El niño de los delfines. La pintura muestra a Elián impulsado hacia las costas de Florida por unos delfines, guiados a su vez por una mano divina. "La libertad que Dios le dio", reza el lema del cuadro. "¿Es que la muerte de esa mujer, la mamá de Elián, fue en vano?", se preguntaba Gloria Perellano, gerente de la sucursal del TotalBank en la Pequeña Habana.

En la puerta de cristal de esa entidad, decenas de ramos de flores recordaban que, según Perellano, allí "se apareció la Virgen de Guadalupe, para pedirnos que recemos para que se cumpla el deseo por el que la mamá de Elián perdió su vida y el niño viva en esta tierra de libertad".

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