Putin pide la urgente ratificación del tratado START II
Menos armas atómicas, pero más eficaces. Ése es el futuro que el presidente electo de Rusia, Vladímir Putin, desea para el potencial nuclear de su país. Ayer, en la hasta hace poco ciudad secreta de Cheliábinsk-70, en los Urales, el antiguo agente del KGB defendió la continuación del diálogo de desarme con EE UU, se comprometió a presionar a la Duma para que ratifique el tratado START II de limitación de armas estratégicas y mostró su deseo de discutir ya el START III."Hay que liberar al mundo de montones de armas sobrantes", aseguró Putin. ¿Pacifismo? Nada de eso. Realismo puro y duro. Rusia no está en condiciones de mantener sus más de 6.000 cabezas "estratégicas", es decir, susceptibles de alcanzar EE UU desde cohetes de largo alcance, superbombarderos o submarinos. Tampoco lo necesita. Ni siquiera las 3.000 que quedarían si se cumpliera el START II, firmado el 6 de enero de 1993 por Borís Yeltsin y George Bush y que un Parlamento dominado por los comunistas y sus aliados se ha negado a ratificar. Por eso piensa en el límite de 2.000 que fijaría el START III.
"Debemos incrementar la efectividad de nuestro potencial nuclear disuasorio", dijo ayer Putin. En la misma reunión en la cumbre del complejo militar-industrial que presidía el líder del Kremlin, su ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, le hacía eco, al defender la puesta al día del armamento de la flota de submarinos nucleares y el desarrollo de la nueva generación de misiles intercontinentales Topol.Recientemente confirmado en su cargo, Serguéyev, el único mariscal de Rusia, destacó la necesidad de que los científicos rusos sigan investigando las "respuestas técnicas" a un eventual abandono por EEUU del tratado ABM antimisiles balísticos. Washington planea una "miniguerra de las galaxias" para defenderse de Estados terroristas. Moscú dice que eso sería romper la baraja que regula desde 1975 el desarme.
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