El técnico que cobrará por una obra en Mercamadrid renuncia a su sueldo
El Consejo de Administración de Mercamadrid discutió ayer el contrato adjudicado en mayo de 1999 a un director técnico de esta empresa, Carlos Mancho, por valor de 28 millones, para la construcción de un edificio. Mancho estuvo seis meses elaborando el proyecto y trabajando a la vez en Mercamadrid, circunstancia que, según reconoció el concejal de Hacienda, Pedro Bujidos, "no es compatible". "Pero el trabajador ya se ha comprometido a devolver las nóminas de esos seis meses", añadió el edil.
Rafael Merino, concejal del PSOE, pidió explicaciones ayer en el consejo de administración de Mercamadrid (empresa mixta en la que el Ayuntamiento cuenta con el 51% de las acciones) por el contrato adjudicado a un director técnico para que elaborase un proyecto arquitectónico. En un principio, según explicó el gerente, José Ramón Gómez de Barreda, Mancho iba a cobrar 40 millones para promover la construcción de una "zona comercial, área de formación y edificio administrativo" en Mercamadrid. Después, según señaló ayer Gómez de Barreda, el encargo se zanjó en 28 millones. El problema surgió cuando Merino denunció que Mancho, cuando firmó este contrato, era empleado de Mercamadrid, cargo que le convertía en incompatible llevar a cabo encargos privados. A pesar de esto, Mancho no renunció a su puesto en Mercamadrid para dedicarse por entero a las obras hasta seis meses después de firmar. Merino preguntó ayer por qué no se vigiló la incompatibilidad de Mancho "y esa ilegalidad".Bujidos, que hizo las veces de portavoz del equipo de gobierno en el consejo de administración, reconoció que los dos trabajos "no son compatibles", pero esgrimió dos documentos que, a su juicio, justifican la elección.
El primero de estos papeles es un escrito del secretario general de Mercamadrid, Pedro Escudero, firmado el 10 de mayo de 1999, en el que se lee que, a la vista de que Macho se iba a encargar de diseñar un proyecto de forma privada, se tendrían "que iniciar los trámites para solicitar la compatibilidad de funciones". Escudero refleja, más adelante, que "la marcha de Mancho de Mercamadrid en ese momento implicaría un inconveniente para la empresa" debido a que este director técnico estaba, por entonces, ocupándose "de la ejecución técnica de un centro cárnico". A pesar de esto, Escudero señala más adelante que "se debería contar con la declaración de incompatibilidad del señor Mancho". Concluye el escrito diciendo: "Lo más oportuno y beneficioso para Mercamadrid es que el señor Mancho continúe en su puesto hasta que concluya los proyectos que están en marcha".
Segundo escrito
El segundo de los escritos que esgrimió el concejal de Hacienda es una carta, remitida por el mismo Mancho al gerente de Mercamadrid el 27 de mayo de 1999, en la que alude a la cuestión de "los problemas legales" por seguir en la empresa. Después especifica: "Se descontarán de los honorarios a percibir por la redacción del proyecto y dirección de las obras los salarios que hubiera percibido hasta el momento de la baja".
"Es decir, que a Mancho se le descontarán, cuando cobre los 28 millones, seis meses de sueldo, correspondientes a los últimos seis meses en los que ha estado trabajando como empleado de Mercamadrid", explicó Bujidos. El concejal socialista Merino considera que el Ayuntamiento "ha amparado una ilegalidad". "La ley está por encima de las conveniencias de la empresa; así que ese señor debió de cesar en el preciso momento en que se le adjudicó el contrato", añadió. Para dejar bien patente su rechazo a la medida, el edil socialista votó en contra de la aprobación de las cuentas y de la gestión de 1999 de Mercamadrid.
El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, del PP, es el presidente de esta empresa municipal. El gerente es amigo íntimo del regidor desde la infancia. Hace días saltó otra polémica en Mercamadrid: José Máría Álvarez del Manzano y Miró, hijo del alcalde, recibió un encargo de una asociación de pescaderos para proyectar su sede en una parcela cedida por Mercamadrid.
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