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Los comunistas franceses piden al Gobierno que dé un giro a la izquierda

Los comunistas franceses clausuraron ayer su congreso de Martigues con la petición formal al primer ministro, Lionel Jospin, para que dé a su política gubernamental un marcado giro a la izquierda. La demanda del PCF no es precisamente nueva en un partido que lleva tres años reiterando a sus socios de la izquierda plural la necesidad de ir "más lejos y más rápido", pero el mensaje pilla esta vez al jefe del Ejecutivo cocinando el inminente reajuste ministerial. La remodelación anunciada por Lionel Jospin respetará el reparto del número de carteras asignado a cada socio gubernamental.

La retirada, total o parcial, de los proyectos reformadores en la administración de finanzas y en la educación, rechazados por los sindicatos, ha colocado al Gabinete en una situación de bloqueo y desgastado seriamente la imagen del primer ministro. En la batalla que libran por las presidenciales de 2002, Jospin ha perdido durante estas semanas unos cuantos enteros que, por el sistema de vasos comunicantes propio de la cohabitación, han engordado automáticamente la cuenta del jefe de Estado, Jacques Chirac. La capacidad de la izquierda plural de encauzar las reivindicaciones sociales y de acometer eficazmente las reformas, acreditada en estos tres años, queda ahora cuestionada. Muchos franceses vuelven a preguntarse ahora si hay alguien capaz en Francia de poner fin a los corporativismos y acometer los cambios necesarios. En Martigues, a falta de redefinir las señas de identidad del refundado PCF, el congreso comunista francés se ha aferrado a su compromiso en la movilización social, en las luchas populares, como una rasgo distintivo, esencial. Es una manera también de conjurar los temores al "abandono del comunismo, a la caída en la socialdemocracia" que la mutación emprendida en este congreso suscita en una parte de la militancia. Prefigurada de antemano durante los largos meses de discusión interna, la asamblea comunista ha ratificado punto por punto con una mayoría abrumadora la dinámica modernizadora plasmada en la aceptación de la economía mixta, la alianza estratégica con los socialistas, el fin de las estructuras piramidales internas, la feminización y rejuvenecimiento del partido, la apertura a los no comunistas.

La alianza con el sector refundador, partidario de ir "más lejos, más deprisa" en el actual proceso de mutación, ha dado a la dirección del PCF un dominio aplastante en las votaciones, superior al 90% en algunos casos. Divididos en diferentes facciones, aunque más concentrados en la delegación de Pas-de-Calais, los denominados conservadores sólo han podido oponer una resistencia testimonial a los cambios. Antes de la votación que ratificó ayer a Robert Hue en su puesto de secretario nacional con el apoyo de 788 votos sobre un total de 900 delegados, medio centenar de militantes se manifestaron a las puertas del congreso enarbolando retratos de Lenin, banderas rojas con hoz y martillo y pancartas en las que pedían romper el ascendente que atribuyen a Jospin sobre el partido y "el regreso al comunisno".

Aunque el 30º congreso de Martigues ha cerrado un ciclo histórico que enlaza, hasta un punto indeterminado, con el que consagró la ruptura con los socialistas (Tours, diciembre de 1920), la mayoría del PCF ha tenido buen cuidado en conservar la denominación de origen comunista. El abandono del nombre comunista, planteado por sectores minoritarios, habría debilitado aún más a un partido ya amenazado por la potente extrema izquierda francesa de Arllette Laguiller.

Más información: www.pcf.fr.

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