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El IVAM y la Generalitat pactan un acuerdo facilitado por la destrucción de la escultura

El consejo rector confirma la autonomía del museo tras un tenso debate

Los protagonistas de la virulenta polémica generada por la imposición de una escultura a las puertas del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) intentaron ayer pasar página en una tensa reunión del consejo rector, en la que lo más positivo fue el diálogo. Acordaron por unanimidad hacer público un texto en el que se reafirma la autonomía del IVAM, "que en ningún momento ha sido puesta en cuestión", se reconoce "la calidad, pluralidad y apertura de la política cultural de la Generalitat, de la que el IVAM forma parte fundamental", y se lamenta la decisión de José Sanleón de destruir su obra.

La desaparición del objeto de la discordia, que fue impuesto en la explanada del museo con la oposición del IVAM (su autor, José Sanléon, destruyó la escultura el jueves) contribuyó a que las conversaciones derivaran en un acuerdo que pretende restablecer el clima de confianza entre la Consejería de Cultura -responsable, junto a Obras Públicas, de la instalación de la escultura- y la dirección del IVAM. Así lo reconocieron el titular de Cultura, Manuel Tarancón, y el director del museo, Juan Manuel Bonet. Pero la herida abierta es difícil de cauterizar.El breve comunicado acordado por unanimidad entre los consejeros designados a propuesta del IVAM y los nombrados por la Generalitat, reafirma que la autonomía "de la que goza el IVAM desde sus inicios es uno de los puntos esenciales que han contribuido a su reconocimiento internacional y que en ningún momento ha sido puesta en cuestión". Precisamente fue la interpretación de que los poderes políticos habían quebrantado dicha autonomía lo que originó la controversia.

El texto viene a respaldar la afirmación de que no se vulneró la autonomía del museo -como ha ha mantenido Tarancón- para salvaguardar así la imagen de la Generalitat frente a la amplia reacción de los medios de comunicación, de los trabajadores del IVAM y de muchos significados representantes del mundo artístico y cultural de España, que firmaron un manifiesto de apoyo a la posición del museo.

Al término de la reunión, que duró tres horas, Tarancón, presidente del consejo rector, volvió a reafirmarse en que la decisión de la ubicación "estaba competencialmente bien tomada, como los informes jurídicos han puesto de manifiesto", aunque reconoció que la determinación "se tomó sabiendo que había una posición discrepante del director del IVAM". "El IVAM es de la Generalitat", agregó. También puso como ejemplo de su actitud dialogante la convocatoria del consejo rector, tras negarse a ello por considerarlo innecesario.

"El hecho de que que el conflicto desembocara donde ha desembocado se produce porque se hace pública la polémica", añadió el titular de Cultura, quien compareció ante los medios de comunicación en compañía de Bonet. Tarancón indicó, además, que el cese del director del museo no se había "planteado en ningún momento" de la reunión, ni estaba "en el orden del día".

Continuidad

Preguntado sobre si volvería a tomar la decisión con la oposición del museo y tras la polémica generada, el político indicó que se trataba de un futurible y reiteró que tomó la determinación adecuada según sus competencias.

Bonet, por su parte, indicó que no se había planteado la dimisión durante la controversia y subrayó su voluntad de continuida. Además, sostuvo que, tras la reunión, la "historia triste" de la polémica forma parte del pasado y ahora "hay que recomponer la vida normal de este museo". El director del IVAM, nombrado por el PP en 1995, dijo haberse sentido respaldado por el mundo artístico. "Ojalá nunca el museo hubiera entrado en un torbellino en torno a él", agregó.

El caso es que tanto Tarancón como la directora general de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, y otros miembros del consejo rector designados por la Generalitat -como Miguel Navarro, director de Terra Mítica, o el crítico Manuel Muñoz- coincidieron ayer en la reunión en calificar la polémica de desmesurada y agigantada, responsabilizando a Bonet de ello. Los consejeros políticos también le acusaron, entre otras cosas, de haber promovido el manifiesto desde el museo.

En las expresiones de los 12 consejeros se notaba la tensión acumulada. De hecho, en la reunión del consejo rector que duró tres horas salieron a relucir las diferencias. Se hicieron reproches, se cruzaron acusaciones y se lanzaron fuertes críticas. El consejero de Cultura asistió pertrechado de sus informes jurídicos. Pero, según fuentes del consejo, la cuestión no quedó resuelta, al menos para la mayoría de los profesionales del arte representados en el consejo. Respaldaron a Bonet el director de Berlinische Galerie, Jörn Merkert, el director del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, Miguel Fernández-Cid, la conservadora del Moma, Margit Rowell, y los críticos e historiadores, Romás de la Calle y Serge Fauchereau.

Al final se calmaron los ánimos y se pactó el comunicado de tres puntos, que leyó Fernández-Cid, con el que se intenta restablecer un clima de confianza que se antoja complicado.

Sin explicación del fin de una obra pública

La destrucción por expreso deseo de José Sanleón de su escultura El esclavo para "evitar conflictos políticos y culturales" introduce un nuevo elemento de debate. La pieza es propiedad de la Consejería de Obras Públicas de la Generalitat, que realizó el encargo y, por tanto, forma parte del patrimonio valenciano. Sin embargo, ayer ningún representante de ese departamento dio explicaciones de por qué se ha permitido su destrucción. El consejero de Cultura, Manuel Tarancón, que también aceptó la decisión del artista, apeló a la propiedad intelectual y señaló que no está claro quién es el propietario, aunque luego se remitió a Obras Públicas. El artista, por su parte, dice que no ha cobrado la obra debido a que la empresa adjudicataria de Obras Públicas en la urbanización del barrio de Valencia donde se instaló originalmente se ha declarado en suspensión de pagos.Flores y lágrimas

Mientras tanto, la chatarra en que ha quedado convertida El esclavo está protagonizando escenas delirantes. Ya durante su destrucción hubo quien se lamentó del "chusco espectáculo". Sanleón decidió dejar los restos en la explanada del IVAM a modo de afrenta, y son numerosos los curiosos que se han acercado para verlos y también para llevarse algunas piezas. Incluso el actual director del periódico local que realizó una virulenta campaña contra la escultura cogió ayer personalmente trozos de la obra pública a la vista de todos. Otro diario envió a dos trabajadores con una furgoneta. Algunas personas, más discretas, aprovecharon la noche.

Pero la escena más chocante la interpretó la directora general de Promoción Cultural y Patrimonio Artístico, Consuelo Ciscar. Ayer depositó un ramo de flores sobre una plancha desguazada antes de entrar a la reunión del consejo rector del IVAM. Luego explicó entre lágrimas que se lo había prometido al artista cuando intentó frenarlo en su propósito de destruir la pieza, acción que finalmente la directora general consintió, según dijo, por respeto a Sanleón.

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