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Entrevista:OLIVER STONE - DIRECTOR

"En el cine americano sólo aparecen mujeres políticamente correctas"

Llegó con dos horas de retraso a Barcelona por culpa de la famosa niebla de Londres y, encima, le extraviaron la maleta. Aun así, no perdió el buen humor. El director de cine Oliver Stone (Nueva York, 1946) compareció ayer ante los fotógrafos mucho más tarde de lo previsto, vistiendo la misma ropa que había llevado durante el viaje, convenientemente lavada y planchada con toda urgencia por los servicios del hotel donde se aloja, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Luego, durante la entrevista, siguió mostrándose simpático y muy dicharachero. Stone no sólo es un gran conversador, sino que cuando un tema le interesa no lo suelta. ¡Qué difícil es meter baza! Y hablar de su último filme, Un domingo cualquiera, que llega mañana a las pantallas españolas, le apasiona. Eso quedó claro.La primera pregunta la formula él. "¿Ha entendido usted mi película?", quiso saber. Y sin esperar la respuesta, se lanzó a explicar que, aunque a simple vista trata del mundo del fútbol americano, ese deporte que mueve masas en Estados Unidos, en Un domingo cualquiera, representa una metáfora del estilo de vida de su país. "El fútbol americano", compara el cineasta, " es como un microcosmos de la sociedad estadounidense. Los propietarios de equipos, como el resto de las empresas, son cada vez más poderosos, y los jugadores, al igual que los ciudadanos, están perdiendo humanidad, son menos leales con el prójimo, y sólo les importa su persona. Se mueven exclusivamente en provecho propio".

Oliver Stone, que firma también el guión del largometraje, admite, no obstante, que le apetecía mucho adentrarse en las entrañas de un deporte que le fascina desde niño y que no ha sido tratado en exceso en el cine. "Hasta ahora, nadie había filmado el fútbol americano desde abajo, como la guerra, como hice yo en Platoon", asegura.

Para explicar este trasunto de la sociedad norteamericana que es su trabajo más reciente, el a menudo controvertido director empleó un reparto de lujo. Al Pacino, Cameron Diaz, Dennis Quaid, James Woods, Matthew Modine, Ann-Margret y hasta Charlton Heston figuran, entre otros, en los títulos de crédito del filme. Una historia, la de Un domingo cualquiera, que arranca con la lesión de Cap Rooney (Dennis Quaid), legendario quarterback del Miami Sharks de casi 40 años. Lo sustituye en el campo de juego Willi Beamen (Jamie Foxx), un atleta individualista y ególatra que el entrenador, Tony d'Amato (Al Pacino), mantiene a regañadientes. La batalla con el joven futbolista no es la única que debe librar el míster. Está enfrentado, además, con la dueña del equipo, Christina Pagniacci (Cameron Diaz), una mujer ambiciosa en grado sumo que pretende imponerle su autoridad y darle órdenes sobre cómo llevar el equipo.

El de Cameron Diaz no es el único personaje femenino que sale mal parado en la película. Su madre, encarnada por Ann-Margret, es una alcohólica; la esposa del quarterback acabado, representada por Lauren Holly, una desalmada que impide a su marido abandonar el equipo aun a costa de su salud, y Elizabeth Berkley, una prostituta sin sentimientos a la que únicamente le interesa el dinero. Stone discrepa de esa apreciación. "Son mujeres de verdad, reales", asegura. Y prosigue con una crítica al trato que Hollywood da a las féminas: "En el cine americano sólo aparecen mujeres políticamente correctas. Todas son Julia Roberts. Viven permanentemente en una sitcom. Pero las mujeres en la vida real no son así: quieren realizarse. El de Cameron Diaz es uno de los personajes más fuertes del filme. El entrenador, Al Pacino, la trata como a un igual, sin caballerosidad ninguna. Ella es dura, muy dura, si bien al final acaba humanizándose...".

Esa transformación no la sufre sólo la propietaria del Miami Sharks. Stone se empeña en equiparar continuamente su película a la vida. Un domingo cualquiera, sostiene, es la historia "de una docena de personajes que atraviesan diferentes crisis; luego se produce en ellos un cambio y sobreviven cada uno a su manera". "Porque la vida es simplemente eso: cambio", insiste el director.

El cineasta, que posee tres oscars, por el guión de El expreso de medianoche (1976) y la dirección de Platoon (1986) y Nacido el 4 de julio (1989), no ha tenido buenas críticas por Un domingo cualquiera, aunque en Estados Unidos fue todo un éxito de taquilla. "Tal vez si hubiera convertido el personaje del quarterback joven en un perdedor, a los críticos les hubiera gustado la película", dice riendo a carcajada.

Oliver Stone ha abandonado en esta película la crítica política de Salvador, JFK y Nixon, pero estéticamente encaja como un guante en su filmografía, en la que figuran una quincena de obras. Una cascada de imágenes: la friolera de 3.700 planos, mezcla de imágenes históricas en blanco y negro, una exageración de medios técnicos, y muchos metros de película. Son 2 horas y 40 minutos, y prácticamente una hora transcurre en el campo de juego. Demasiado balón.

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