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Las primeras lluvias desde enero dejan 17 litros por metro cuadrado en Sevilla, Córdoba y Granada

Alejandro Bolaños

El Día Mundial del Agua trajo otra vez la lluvia a Andalucía, que llevaba desde finales de enero sin recibir ni una gota del cielo. La borrasca que se esperaba para el martes descargó ayer y dejó, hasta las 19.00, 17 litros por metro cuadrado en Sevilla, Córdoba y Granada y casi nada en el resto de capitales. Estas precipitaciones apenas suponen un alivio para la situación hidrológica de la región: el invierno más seco de los últimos 25 años ha acelerado el descenso del agua acumulada en los pantanos andaluces, que apenas están al 40% de su capacidad.

Las lluvias que se registraron ayer en la comunidad apenas suponen un 5% de los 280 litros por metro cuadrado que tendría que caer, en total, en los próximos meses para que este año hidrológico (de septiembre a agosto) se acerque al promedio de precipitaciones en las últimas tres décadas (600 litros por metro cuadrado). En los primeros seis meses de este año hidrológico (hasta febrero), las estaciones del Instituto Nacional de Meteorología en Andalucía registraron un promedio de 320 litros por metro cuadrado, 100 litros por debajo de lo que ha sido habitual, históricamente, en este periodo. Las series del Instituto también muestran que las precipitaciones se concentran en la primera mitad del año: en primavera no suelen superarse los 50 litros por metro cuadrado y en verano las lluvias en la región son inapreciables.

La sucesión de dos años hidrológicos secos (el anterior, con 277,7 litros por metro cuadrado fue el menos lluvioso de las últimas cinco décadas) ha acelerado el descenso del agua acumulada en los embalses. Los réditos de los años húmedos (1996-1998) aún eran suficientes para que, en 1999 por estas fechas, las presas estuviesen al 65% de su capacidad. Un año después, apenas superan el 40%.

Las lluvias que vengan en los próximos meses aliviarían la situación del campo (sobre todo del secano), pero tendrían poca influencia en los aportes a los pantanos, que se nutren fundamentalmente de las precipitaciones de otoño e invierno. "Las altas temperaturas tienen un efecto negativo" al incrementar la tasa de evaporación del agua embalsada, recordaba ayer en un comunicado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En la nota, la Confederación anunciaba su intención de dejar la dotación para riego en 3.000 metros cúbicos por hectárea, la mitad de lo habitual.

Menos agua de riego

Ya en la última reunión de la comisión de desembalse de la Confederación, se acordó restringir la dotación que destinan los pantanos de la cuenca del Guadalquivir a los cultivos de regadío. Una postura que, a tenor de la nota emitida ayer, los dirigentes de la Confederación quieren hacer firme en la próxima reunión de la comisión, convocada para el día 5 de abril.

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"De continuar la climatología como hasta la fecha, la dotación asignada de 3.000 metros cúbicos por hectárea no se verá incrementada", advierte la Confederación, que avisa a las comunidades de regantes de que no programen con normalidad cultivos como el algodón o el arroz "cuya dotación plena no está en absoluto garantizada".

"Eso sería una barbaridad", replicó el secretario regional de la asociación agraria COAG, Miguel López, quien mantuvo que "no tiene sentido" aprobar una dotación que no servirá para sacar adelante diversos cultivos. "Es mejor sacar la cosecha de este año, y no producir el año que viene", afirmó.

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