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ANIVERSARIO DE LA GUERRA

Miles de kosovares en cárceles serbias

Yolanda Monge

3.000 detenidos por el régimen de Belgrado siguen sin volver a casa, y nadie sabe si están vivos o muertos

"Sólo existe una palabra que explique todo por lo que hemos pasado: el infierno". Shaban Hoxha fue sacado de su casa y llevado al infierno el 16 de mayo del año pasado por 20 policías serbios y 4militares de paisano. Su primer calvario lo vivió en una prisión en Kosovo. Pero a mediados de junio, ocho días después de que los militares yugoslavos y de la OTAN firmasen el acuerdo de Kumanovo que ponía fin al conflicto de Kosovo, el Ministerio serbio de Justicia anunció el traslado de todos los presos de cárceles kosovares a Serbia. "Por su propia seguridad".Desde entonces, y hasta el pasado 4 de octubre en que fue liberado, sufrió en una cárcel serbia todas las vejaciones y "torturas posibles", como él mismo describe en el informe Albanokosovares en prisiones serbias, hecho público por el Grupo Internacional de Crisis (ICG, en sus siglas en inglés). Hoxha asegura que todavía hoy le duele la espalda y cada una de sus costillas tras haber sido golpeado diariamente con porras de goma y bastones de madera. Sufrió descargas eléctricas en las manos, los pies y los genitales. La misma tortura sistemática fue aplicada sobre un hombre de 40 años. Hoy liberado, este padre de familia está mentalmente enfermo y sufre impotencia.

En minúsculas habitaciones de 13 prisiones, penitenciarías, centros de detención e incluso una cárcel de un hospital, las autoridades serbias encierran a docenas de hombres. Sin agua, con sólo dos pedazos de pan al día, obligados a dormir y defecar en el suelo, los prisioneros albanokosovares que han escapado del infierno aseguran que las palizas eran "algo rutinario".

Los prisioneros albanokosovares, incluidos ancianos y niños, son encerrados con presos serbios acusados de asesinato, violación o robo. Un guarda de prisiones explicó cómo empezó a ser habitual que estos presos comunes participaran en las palizas a los detenidos albanokosovares. Y, al menos en una ocasión, los niños de un pueblo serbio fueron conminados por los mismos guardias para que participaran en los apaleamientos.

Días después de ser puesto en libertad, un joven relató cómo fue obligado a sentarse en braseros al rojo vivo mientras era golpeado con botellas rotas y sujeto a todo tipo de humillaciones. Hubo quien, a pesar del intento, no vivió para contarlo. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) escoltó hasta su casa en Kosovo el cuerpo sin vida de un recluso de 60 años. "El pobre hombre murió en la cárcel serbia de Prokuple cuando ya no pudo aguantar más la tortura", asegura el informe del CICR.

Otros decidieron suicidarse antes que seguir en el infierno. Enver Haqif Hashani le relató a su mujer, una vez puesto en libertad, cómo cinco de sus compañeros optaron por poner fin a sus vidas "porque no podían resistir más las torturas". "Enver me dijo que todavía hoy puede ver sus caras", asegura la esposa.

Sin cargos -su único delito fue ser kosovares y ser considerados "terroristas"- y convertidos en rehenes de los esfuerzos por desestabilizar Kosovo del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, cerca de 3.000 albanokosovares -según cifras de la ONU- siguen cautivos en prisiones serbias cuando faltan dos días para que el próximo viernes 24 se cumpla el primer aniversario de los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia.

Aunque una vez más aflora el problema de los números. Hoy se trata de saber cuántos de esos prisioneros siguen con vida y cuántos pueden considerarse ya desaparecidos. El Ministerio serbio de Justicia sólo reconoce la existencia de 2.300 prisioneros en sus cárceles, 336 de los cuales han sido ya puestos en libertad. Pero, tras efectuar sus propias investigaciones, el CICR cree que la mayoría de esos 3.000 reos están muertos.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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