La semana musical une el jazz de Arto Lindsay con los ritmos de Los Tambores de Brazza
Es difícil establecer una prioridad musical esta semana, pues no hay un estilo predominante ni una estrella de claro relumbrón. Si acaso, convenir que el buen jazz sigue sonando en Madrid gracias a Arto Lindsay y Uri Caine, entre otros, y que los sonidos étnicos ocupan un espacio destacado con Los Tambores de Brazza o La Bottine Souriante. Hay que destacar también que Tomasito mezclará el arte flamenco de siempre con los últimos ritmos de rap y funky en el colegio mayor San Juan Evangelista. Los amantes del tango tendrán también su oportunidad.
- Canción de autor y de humor. Riki López y Pepín Tre acaparan la propuesta más guasona de la canción de autor de estos días. Tre es un genio del monólogo y sus recitales son cada vez más juego de palabras y menos música. Discursos de agudo ingenio entre los que va intercalando, en pequeñas dosis, canciones no menos divertidas. Humor blanco que contrasta con la acidez del mallorquín López. Con el sudor de la gente se llama el espectáculo, pleno de intenciones, que presenta en el Café del Mercado, basado en su disco de igual título. El canario de origen vasco Rogelio Botanz, desde el mestizaje; el madrileñismo reciente del getafeño Kiko Tovar; Rafael Amor, desde el cancionero hispanoamericano, y la novedad de Aitor conforman la parte seria de la canción de autor a lo largo de esta semana.
- Sin fronteras. Las propuestas mestizas son amplias y variadas. Desde el flamenco destaca el cantaor El Agujetas en el ciclo dedicado al género con el que el San Juan Evangelista cumple 30 años. Acompañado al toque por Antonio Soto, El Agujetas reemplaza en el cartel a José Menese, que atrasa su comparecencia. La velada flamenca del Johnny se completa con el jerezano Tomasito, un iconoclasta de lo jondo que no duda en mezclar el arte mamado en su barrio de Santiago con lo último del rap y el funky.
Cumplimentando también las tres décadas musicales del Johnny, el sábado es el folclor de La Bottine Souriante el que pone el punto festivo. Esta nutrida formación canadiense está considerada como una de las más energéticas bandas de música tradicional del mundo. Sus conciertos son pura trepidación e invitación al baile.
Las percusiones africanas son el punto fuerte de Los Tambores de Brazza, el grupo liderado por el congoleño Émile Biayenda. Lo suyo es una mezcla sonora que apuesta por el derribo de fronteras donde danzantes, músicos y vocalistas utilizan los ritos tradicionales, sin desdeñar el rap u otras propuestas vigorosas. El tango modernizado corre a cargo de las voces de Paloma Berganza y Graciela Giordano, con el piano de Horacio Icasto.
- Jazz a lo grande. La banda del guitarrista Arto Lindsay expone su fusión del jazz con los ecos de Brasil, no en vano este estadounidense pasó allí los años sesenta y setenta. Lindsay ha trabajado recientemente con figuras brasileñas como Caetano Veloso, Vinicius, Gal Costa o Marisa Montes, lo que da idea de la querencia de su jazz.
El pianista de Filadelfia Uri Caine trabajó ocasionalmente también con Arto, pero llega ahora a Madrid para revisar la música de Bach desde la mirada del jazz. Su actuación se incluye en el Ciclo de Música Teatro de La Abadía. A la riojana Tata Quintana también le tira Brasil, así que con su quinteto, durante toda la semana en el Central, pone su voz a los grandes temas del jazz por ella adaptados y a algunas composiciones propias. El buen jazz se completa con el trío de Danilo Pérez, el pianista que en su reciente disco, Panamonk, homenajea a su admirado Thelonius Monk desde el tinte latino.
- Pop y rock. Glorius ha catapultado a Andreas Johnson, una de las estrellas de moda. La canción ha sido una de las más radiadas este invierno, pero suscita la duda de si el artista sabrá sobreponerse a tamaño éxito nada más empezar. John P. Strohm estuvo en Lemonheads y ahora anda en solitario. Viene a los fastos del aniversario del Moby Dick; como Edu Bighands, el guitarrista de blues que toca siempre con Los Bluescavidas, el grupo de Ñaco Goñi.
