Valencia, una isla peatonal
Ante el caos de tráfico que se avecinaba, el Ayuntamiento de Valencia decidió ayer cortar por lo sano y convirtió en una isla peatonal un tercio de la ciudad, las calles localizadas dentro de la ronda de tránsitos. A lo largo de toda la jornada, un millón de viandantes, según la Policía, abarrotó las calzadas Guillem de Castro, Blanquerías, Colón, la Paz o San Vicente. Mientras unos iban a presenciar la última jornada de la ofrenda, otros apuraban las últimas horas para ver las fallas de la Sección Especial antes de que ardan. El resto optó por acudir a las cinco a la feria taurina o esperar a la noche, para dirigirse a los partidos de fútbol y baloncesto en los estadios de Mestalla y La Fonteta. Al visitante le tocó, pues, caminar. Caminar desde los aparcamientos provisionales habilitados junto a la avenida de Francia hasta el centro. Los más aguerridos consiguieron, incluso, llegar hasta la falla ganadora de Convento Jerusalem. Una misión tan complicada que los padres tuvieron que arrimar el hombro y subir a sus hijos para que, al menos durante el trayecto, vieran los tradicionales ninots.
Lo que sí unificó al viandante fue la esperada Nit del Foc, en la madrugada del sábado. Centenares de miles de personas confluyeron junto al paseo de la Alameda para contemplar el castillo de fuegos artificiales del pirotécnico Ricardo Caballer. Las verbenas de la Falla La Bicicleta, Polo y Peirolón o la avenida de Aragón, fueron recurso para noctámbulos y forofos del baile.
Las principales retenciones se produjeron por la mañana en los accesos a la ciudad por las autovías de Madrid, Llíria y Puçol, según la Sala de Control de Tráfico del Ayuntamiento. Del elevado número de visitantes nacionales y extranjeros que han aprovechado el fin de semana para acercarse a Valencia dan fe la densidad de vehículos con matrículas foráneas atrapados en las colas de los semáforos de entrada a la ciudad y las numerosas consultas que prácticamente han bloqueado todos los servicios y puntos de información turística.
La mascletà de ayer fue, con diferencia, la más concurrida de la fiesta. Unos 100.000 espectadores, según fuentes municipales, se disputaban cada palmo de la plaza y de las calles adyacentes. El portavoz del Gobierno y ministro de Industria, Josep Piqué, presenció el atronador espectáculo desde el balcón del Consistorio.
Las multas a ciclomotores vuelven a ser la tónica general. La Policía Local ha sancionado ya a 4.108 conductores y denunciado 56 puestos de buñuelos y masas fritas irregulares. La fiesta, sin embargo, también tiene escenas con sabor amargo. Ayer por la mañana, en la localidad de Aldaia, un joven de 27 años sufrió la amputación de una mano y parte del antebrazo al explotarle un petardo.
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