_
_
_
_

La CDU dedica una fría acogida a Kohl en su regreso al parlamento

No se le veía en la sala de plenos del Reichstag desde el 24 de noviembre, cuando se comenzaba a tirar de la madeja de la financiación ilegal de su partido, la Unión Cristiana Democrática (CDU). Pero ayer Helmut Kohl volvió al Parlamento para asistir a una celebración del décimo aniversario de las primeras elecciones libres en la antigua RDA. El ex canciller alemán recibió algún que otro aplauso, pero fue tratado con frialdad por la nueva cúpula conservadora.

Con su imponente estatura y porte, Kohl volvió a dominar ayer las filas conservadoras durante las tres horas que duró el acto festivo en el Reichstag. Su actividad parlamentaria, no obstante, difícilmente será la misma de ahora en adelante. Para comenzar, Kohl ya no está sentado en primer plano: ahora su puesto está en la tercera fila, entre colegas conservadores cuyo nombre no vale necesariamente la pena retener. Delante de él, toman asiento los nuevos líderes democristianos: Angela Merkel, la actual secretaria general que con toda probabilidad será nombrada el lunes como candidata única a la presidencia del partido, y Friedrich Merz, el recién elegido jefe del grupo parlamentario. Ambos renovadores saludaron sólo breve y formalmente a Kohl, que después de su reciente recogida de fondos para pagar las multas por él ocasionadas ha dejado de ser una persona no grata, pero aún no es demasiado bien visto por la nueva cúpula, ansiosa de dejar atrás el patriarcado del ex canciller.

Sentado a pocos metros de él se encontraba su antiguo delfín y aún presidente democristiano, Wolfgang Schäuble, que en febrero también terminó cayendo en medio del escándalo causado por la contabilidad paralela que la CDU mantuvo bajo la presidencia y responsabilidad de Kohl. Schäuble ni siquiera se volvió a mirar a su antiguo jefe.

Pero sí hubo algunos aplausos para Kohl cuando los oradores -todos ellos políticos provenientes de la antigua República Democrática Alemana (RDA)- subrayaron los méritos históricos del Gobierno conservador durante el proceso de reunificación alemana, uno de cuyos mojones fue precisamente la primera elección libre de un Parlamento en una Alemania que por esas fechas dejaba de ser socialista (pocos meses después, se acabaría decidiendo su propia disolución y la reunificación definitiva del país).

Firmar autógrafos

Entre un discurso y otro, Kohl alcanzó a firmar autógrafos para unos cuantos parlamentarios de base que quisieron llevarse una prueba escrita de la reaparición del ex canciller, que deberá pagar una multa de 2.250 marcos (191.000 pesetas) por no haber asistido a un total de 21 sesiones parlamentarias mientras su partido amenazaba naufragar en "la peor crisis en la historia de la CDU", según ha constatado una y otra vez Schäuble.

Aunque no todos le crean, Kohl ha prometido que no echará piedras en el camino de la incipiente líder conservadora Angela Merkel. El ex canciller, que pronto cumplirá 70 años, oficialmente ya sólo aspira a agotar los dos años que faltan de esta legislatura y luego jubilarse.

El esclarecimiento del sistema de financiación ilegal, entretanto, prosigue. Ayer la fiscalía de Augsburgo elevó acusación formal contra el ex tesorero democristiano Walther Leisler Kiep y el presunto traficante de armas Karlheinz Schreiber, acusados ambos de estar involucrados en el pago de comisiones millonarias tras la venta de 36 tanques ligeros a Arabia Saudí en 1991. También ayer una comisión de notables -entre los que se encuentra el ex presidente alemán, Roman Herzog- recomendó una reforma radical del sistema de financiación de la CDU.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_