Viñas viejas entre jara
Las grandes parcelas acotadas en el inicio del camino de ascesión al cerro del Cabezo de Andújar (Jaén) estuvieron en un tiempo repletas de viñas. Ahora apenas quedan algunos terrenos que siguen produciendo uva, pero el nombre ha permanecido en uno de los entornos naturales más significativos del Parque Natural Sierra de Andújar. Se trata del paraje Viñas de Peñallana, que ofrece una de las vistas más singulares de todo el valle del río Jándula. Encinares, quejigares y alcornocales configuran una amplia zona de bosque mediterráneo, que se encuentra entre los mejor conservados de toda la provincia de Jaén.La carretera que da acceso al embalse de Jándula, situado a poco más de 20 kilómetros de Andújar, ofrece a mitad de camino una completa vista del valle que en los días despejados pone ante los ojos una maraña de picos entrelazados con la imagen que corona el santuario. Sin apenas salir de la carretera es posible divisar a los poco apreciados conejos y las altivas perdices, que incluso se atreven a cruzar por el ya caliente asfalto de una carretera poco concurrida.
El aroma del cantueso
A pesar de que en pleno camino de alquitrán aparece una señal dirigida a los vehículos sobre el peligro de que aparezcan gamos, no es habitual tener que parar el coche en estos tranquilos senderos porque surjan en plena carrera los avispados animales. Es más probable ver alguna de las 178 especies de aves que se encuentran sobrevolando las viñas, de las que 15 corresponden a diferentes variedades de murciélago.
El calor de los últimos días está adelantando la primavera y la jara empieza a dar sus típicas flores blancas y amarillas. Ya se empiezan a ver junto al cantueso, un arbusto pequeño que entre las manos desprende un aroma similar al del romero o la albahaca.
La mayor parte de las rutas que se han establecido por el parque natural de Andújar pasan por las Viñas de Peñallana, en las que se inicia el recorrido para dirigirse hacia el santuario, hacia el embalse del Rumblar o el del Jándula-La Lancha.
Este último es uno de los más atractivos, con 35 kilómetros de longitud, al incluir entre los puntos a visitar el mirador de La Lancha, un hábitat de buitre negro en el que además se puede disfrutar de la pesca. El buitre negro es una especie en peligro de extinción que sobrevive junto a un pantano que dispone de una capacidad de 322 hectómetros cúbicos.
A pie se puede realizar una parte de la ruta, precisamente la que está conectada con los embalses y que surge desde el Puente de Hierro situado sobre el río Jándula. Una pista forestal lleva hasta una chopera natural. Son seis kilómetros que se realizan en un tiempo aproximado de tres horas en las que hay un contacto permanente con el agua. Eucaliptos, pinares repoblados y galápagos son algunos de los elementos de flora y fauna que se pueden observar.
Uno de los mayores inconvenientes para el visitante se encuentra en el hecho de que el parque de Andújar está compartimentado en parcelas particulares, lo que impide en gran medida la realización de rutas a pie sin la existencia de guías que previamente hayan solicitado permisos para cruzar por las zonas privadas. Los alrededores de los embalses constituyen los lugares que permiten una mayor libertad de movimientos.
La Agencia de Medio Ambiente ha seleccionado ocho senderos autoguiados con longitudes que oscilan entre los cuatro kilómetros y los quince. La ruta teóricamente más corta, la que tiene un solo kilómetro para llegar hasta el Mirador del Rey, es precisamente la que tiene más dificultad y lleva 20 minutos a pie.
Datos de interés
Para llegar hasta el Parque Natural de la Sierra de Andújar, desde Jaén, se toma la N-IV hasta la población de Andújar. Allí hay que desviarse por una carretera comarcal hacia el santuario de la Virgen de la Cabeza, que aparece señalizado.
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